BAGDAD.- Los grupos de insurgentes dirigieron hoy su campaña de terror e intimidación contra el partido del primer ministro iraquí, Iyad Alaui, con un atentado suicida que segó la vida de al menos cuatro personas en Bagdad.
Un coche bomba, conducido por un suicida, estalló cerca de la sede principal del Partido del Acuerdo Nacional, escasos minutos antes de que se celebrara una conferencia de prensa, en la que el partido pretendía facilitar nuevos detalles sobre las elecciones previstas para el 30 de enero.
Sin embargo, el kamikaze no logró alcanzar su objetivo, ya que, según el relato de testigos, el automóvil que conducía colisionó con un vehículo de la Policía que vigilaba el acceso a la calle Al Zaitun, donde está ubicada la oficina. cm-bd
’’Ninguno de los miembros del partido resultó herido. Las víctimas son agentes de Seguridad y civiles’’, explicó a EFE uno de los responsables de la formación política.
Fuentes médicas del hospital Yarmuk, en Bagdad, señalaron que fueron ingresadas con heridas 23 personas, algunas de los cuales presentan lesiones de extrema gravedad, por lo que no se descarta que la cifra de víctimas pudiera elevarse en las próximas horas.
’’Once de los heridos son agentes de la Policía, y el resto civiles. Entre los muertos, dos son guardias nacionales y los otros dos civiles’’, precisó la fuente.
Tras el atentado, ocurrido sobre las 09.45 hora local (06.45 GMT) en un área próxima al amurallado perímetro conocido como la ’’Zona verde’’, que protege las embajadas de EEUU y el Reino Unido, otras seis explosiones de naturaleza desconocida sacudieron Bagdad.
Inmediatamente, helicópteros artillados del Ejército de Estados Unidos poblaron el cielo de la capital, y patrullas de la Policía militar sellaron las calles aledañas a la referida ’’zona verde’’.
Fuentes policiales explicaron que las tropas estadounidenses, secundadas por la Guardia Nacional iraquí, entablaron un intenso combate con hombres armados de la tribu suní ’’Zoba’’ en un área conocida como Jan Dari, cercana a lo localidad de Abu Ghraib, al oeste de Bagdad.
En los últimos días, los grupos de insurgentes han intensificado su campaña de intimidación, con el objetivo de mantener la inestabilidad que domina en el país y evitar así la celebración de los comicios.
Ayer, domingo, un atentado similar al de hoy segó la vida de 26 personas, la mayoría de ellas guardias nacionales iraquíes que viajaban en un autobús cerca de la ciudad de Balad, en pleno ’’triángulo suní’’, corazón de la insurgencia.
La campaña ha conseguido, hasta el momento, que gran parte de la población se aleje del proceso electoral y evite todo lo relacionado con el mismo, en especial en las zonas de mayoría suní.
Cadenas de televisión árabes informaron hoy de que un responsable del Comité Electoral Independiente iraquí en la localidad de Baiji, ubicada en el ’’triángulo suní’’, presentó su renuncia tras recibir reiteradas amenazas de muerte.
Según medios de prensa bagdadíes, en la última semana, decenas de responsables electorales iraquíes han abandonado su trabajo por las mismas razones, información que no ha sido confirmada ni desmentida por la Comisión Independiente.
A finales del pasado año, varios miembros de la citada Comisión fueron tiroteados por un grupo de pistoleros en el centro de la capital.
Numerosos grupos iraquíes han solicitado el aplazamiento de los comicios, debido a la incesante violencia y al boicot al que ha apelado la principal formación suní, ya que, en su opinión, el proceso puede quedar deslegitimado por la escasa participación.
Sin embargo, el Gobierno interino, respaldado por EEUU, insiste en mantener la fecha prevista para una consulta entendida como la piedra angular de la transición iraquí.