BERLIN.- Un mujer de 26 años dejó morir a su pequeña hija de hambre, posteriormente la descuartizó y los pedazos del cadáver los conservó durante dos años en bolsas plásticas que depositó en el balcón de su departamento.
Este hecho, definido por los investigadores como un "crimen bestial, particularmente horrible y casi inimaginable", ocurrió en Düsseldorf, la elegante y rica ciudad ubicada al oeste de Alemania.
La mujer, una enfermera profesional, confesó el delito a su marido tras verse acorralada luego de que su departamento fue requisado por la policía, el miércoles.
El hombre dijo no estar al tanto, a pesar de vivir en la misma propiedad, de dos ambientes. Mientras la mujer expresó a los jueces que inventaba continuamente excusas diferentes para justificar la ausencia de la niña.
La enfermera asesina narró a los investigadores que su hija había comenzado a no querer ingerir ningún alimento desde noviembre de 2002 y, por ese motivo, dejó de darle de comer hasta que falleció.
"Veía que mi hija se moría", confesó la mujer, quien mantuvo el cadáver algunos días bajo su cama. Después la decapitó y la desmembró, colocando los restos en bolsas de plástico que depositó en su balcón.
La pareja tiene otra hija, de 4 años, la cual fue entregada al Servicio Social y parece hallarse en buen estado de salud.