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El mundo recuerda 60 años desde el término del horror en Auschwitz

La liberación del campo de concentración por parte de las tropas soviéticas puso fin a las atrocidades cometidas por los nazis. Aunque las secuelas de lo que allí ocurrió sobreviven hasta hoy día.

27 de Enero de 2005 | 08:28 | Alejandro Guzmán, El Mercurio en Internet

Niños y embarazadas
En el caso de los niños, éstos comenzaron a llegar a Auschwitz a partir de 1942.

En general, los más pequeños eran inmediatamente asesinados, pero aquellos a los que se les perdonaba la vida eran destinados a aprendices de albañil en la construcción de crematorios. Otros, en tanto, trabajaban de peones en el campo, en los bloques y en los comandos de trabajo.

Muchas veces eran víctimas de los abusos de los soldados alemanes, quienes satisfacían sus instintos más perversos agravados por su larga estancia en el campo.

La escasez de comida y la falta de agua potable causaban estragos en los cuerpos de los pequeños, que se exponían sin protección alguna a todo tipo de enfermedades.

Por su parte, las mujeres embarazadas eran enviadas directamente a la cámara de gas, situación que cambió a principios de 1943 cuando se les permitió dar a luz.

Sin embargo, los recién nacidos eran ahogados en un cubo lleno de agua por las ayudantes de la S.S.

Los niños rubios y de ojos azules eran arrebatados a sus madres para "germanizarlos", mientras que a los niños judíos se les seguía tratando con crueldad y finalmente eran asesinados.
SANTIAGO.- Hoy se cumplen seis décadas desde que el ejército soviético liberó el campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, el más grande conocido y donde alrededor de 1,5 millón de judíos perdieron la vida en manos del Tercer Reich.

El 27 de enero de 1945, soldados del Ejército Rojo ingresaron al campo de concentración de Auschwitz para liberar a los prisioneros que hasta esa fecha habían logrado sobrevivir a las atrocidades cometidas por los nazis en su afán por eliminar a aquellos que consideraban de una raza inferior, sin importar si eran mujeres, niños o ancianos.

Los soviéticos se encontraron con un panorama desolador: cerca de 7.000 moribundos prisioneros los esperaban para escapar del infierno y recuperar su libertad.

La evacuación del campo había comenzado unos días antes, cuando los nazis se percataron de los avances de las fuerzas Aliadas lideradas por Estados Unidos. Los alemanes se concentraron entonces en dos objetivos: evitar que los soviéticos encontraran evidencias de lo que ahí había ocurrido y terminar con el exterminio de los judíos.

Se iniciaron así las denominadas "marchas de la muerte", con las que los nazis pretendían trasladar a pie a los prisioneros a territorio alemán. Sin embargo, el que tropezaba o caía recibía de inmediato un disparo, sin contar con aquellos que morían de cansancio o frío.

La mayoría de los judíos que fueron autorizados a quedarse en Auschwitz eran enfermos que no podían movilizarse. Sin embargo, algunos hombres y mujeres lograron esconderse durante la evacuación nazi y así permanecieron hasta la llegada de los soviéticos.

En el marco de la conmemoración de los 60 años de este histórico hecho, instituciones y autoridades de todo el mundo han recordado a las víctimas del Holocausto judío.

Es así como en un hecho inédito, el pasado lunes la Organización de Naciones Unidas (ONU) realizó una sesión especial sobre el tema, lo mismo que el Parlamento israelí, donde el Primer Ministro Ariel Sharon sostuvo que la lección que los judíos aprendieron del genocidio es que sólo pueden contar con ellos mismos.

Hoy también se realizará una ceremonia recordatoria en el antiguo campo de exterminio nazi, en la que participarán sobrevivientes y 50 delegaciones oficiales de distintos países.

Auschwitz: El ocaso del pueblo judío

Auschwitz fue construido en mayo de 1940 en las cercanías de la ciudad polaca de Oswiecim, a unos 60 kilómetros al oeste de Cracovia. El recinto comprendía tres campos: uno principal, otro de exterminio (Birkenau) y un tercero de trabajos forzados (Monowitz). Además contaba con numerosos campos externos y anexos.

Su ubicación a un costado de la línea férrea era estratégica, ya que de esta manera se facilitaba el traslado de los prisioneros. Éstos llegaban diariamente en abarrotados vagones desde los que descendían a una rampa donde eran separados según sexo y edad.

Los hombres y las mujeres más fuertes eran llevados a barracas, donde vivían hacinados y en pésimas condiciones de salubridad. Niños y ancianos eran directamente trasladados a la cámara de gas, donde morían y luego sus cuerpos eran incinerados en hornos crematorios. De esta manera, la S.S. (un escuadrón especial del Ejército nazi cuyo trabajo era proteger a Adolf Hitler) se encargaba de borrar cualquier huella de los crímenes.

Pero la cámara de gas no era la única forma de morir. Además de los fusilamientos masivos, los ahorcamientos públicos y las inyecciones letales, las enfermedades, la inanición, el frío y las agotadoras jornadas de trabajo a las que eran sometidos, acababan también con la vida de los prisioneros.

Para los nazis, éste era el castigo perfecto que podían recibir los judíos, una forma de morir lentamente y en condiciones humillantes.

La mano de obra judía no sólo servía para construir y ampliar los lugares de exterminio, sino que también era ocupada en las fábricas de metales y armas que eran utilizadas por Alemania en la guerra que mantenía con el resto de Europa.

Asimismo, el oro que portaban los prisioneros al momento de ingresar al campo, ya fuera en sus dientes o joyas, era retirado y utilizado para fabricar monedas y lingotes que servían como recursos para la guerra y para el enriquecimiento de algunos integrantes del partido nazi.

Tal nivel alcanzaron las atrocidades, que los nazis llegaron a fabricar jabones con las grasa de los cuerpos que eran cremados, mientras sus cenizas servían de abono para los campos, para el drenaje de pantanos o simplemente eran vertidas en los ríos o estanques cercanos. Los cabellos eran utilizados para rellenar almohadas que los prisioneros eran obligados a usar.

Muchas mujeres estaban obligadas a prestar sus cuerpos y muchas veces sus vidas para experimentos médicos, como esterilizaciones e inseminaciones artificiales.

Luego de la liberación soviética y una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, los 22 principales asesinos de guerra fueron procesados en los denominados Juicios de Nüremberg. Sin embargo, muchos nazis escaparon de la justicia e incluso regresaron rápidamente a la vida social alemana como grandes empresarios.

En la actualidad, Auschwitz está convertido en un museo estatal de entrada gratuita, que anualmente es visitado por más de medio millón de personas. En medio de alambres de púas y construcciones que caen con el paso del tiempo, un memorial recuerda a los miles de judíos que allí perdieron la vida.
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