LOS ANGELES.- Michael Jackson prohibió a su ex mujer, la enfermera Debbie Rowe, hablar de su vida sexual, en un "acuerdo de confidencialidad" firmado entre el astro de pop y la madre de sus dos primeros hijos en 1999 y divulgado este jueves.
Según documentos judiciales, Michael Jackson prohibió, en un acuerdo multimillonario con Rowe en 1999, de quien se divorció ese año, hablar de la vida sexual del artista o de su condición mental o de si este había consumido drogas.
El acuerdo indica que la madre de los dos primeros hijos de Jackson no puede comunicarse con sus hijos, con Michael o sus agentes, a excepción de ocasiones especiales como Navidad o cumpleaños, cuando la ex enfermera puede enviarles tarjetas de felicitación.
"La base de este acuerdo se realizó con el objetivo de evitar que Deborah Rowe Jackson vendiera o diera entrevistas sobre Jackson o sus dos hijos", dice el documento lanzado el pasado diciembre por el abogado de la ex enfermera, Iris Finsilver y divulgado este jueves en el sitio web de "The smoking gun".
Jackson se casó en 1997 con la enfermera blanca con la que tuvo dos hijos: Prince Michael Junior y Paris Michael Katherine, nacidos en 1997 y 1998, respectivamente.
Como parte del acuerdo, Rowe, quien conoció a Jackson mientras ella trabajaba como enfermera para un cirujano plástico del que Jackson era cliente, cedió la custodia de sus dos hijos a Jackson y acordó no comunicarse con ellos.
De todas maneras, según los documentos, Rowe pretende ahora, tras las explosivas acusaciones de abuso sexual de un menor lanzadas contra Jackson un año atrás, pedir la custodia de sus hijos.
Según varios reportes de la prensa, Rowe será una de los testigos en el juicio contra Jackson que comenzó el pasado lunes y prevé durar cerca de seis meses.
Jackson debe enfrentar un total de diez cargos en la Corte: uno de conspiración con fines de extorsión y secuestro de un menor; cuatro cargos de abuso sexual; uno de intento de abuso sexual y cuatro de suministro de un agente tóxico con el fin de cometer un delito.
El cantante se declaró inocente de todos los cargos y alega que todas las acusaciones son "una gran mentira" y fueron lanzadas por una familia ávida de dinero.
De ser hallado culpable puede recibir de tres a 20 años de prisión.