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Campiña inglesa vive la última caza del zorro

Príncipe Carlos disfrutó de la cacería en las postrimerías de una centenaria tradición británica.

16 de Febrero de 2005 | 10:54 | AFP-ANSA
ELKSTONE.- El rojo de las chaquetas de los cazadores y el alboroto de las jaurías salpica la verdísima campiña inglesa, antes de que entre en vigor, el viernes, la abolición definitiva de la tradicional caza del zorro en Inglaterra y el País de Gales.

El propio príncipe Carlos de Inglaterra, heredero a la corona británica, disfrutó ayer de su último día de cacería del zorro con perros.

El príncipe, de 56 años, quien la semana pasada anunció su boda con Camilla Parker Bowles, eligió salir a cazar con su equipo favorito, el Meysnell Hunt, en un bosque de Derby, norte de Inglaterra.

Tras cazar varios zorros, Carlos y su grupo de amigos se detuvieron en un pub tradicional inglés para tomar varias cervezas.

"Nos puso a todos muy contentos la presencia del príncipe", declaró Peter Presland, dueño del pub visitado por Carlos.

Tradición centenaria

Ante la mansión de Commbe End, una casa solariega en Elkstone, en el corazón de Gloucestershire, unos 70 cazadores de todas las edades - desde abuelas septuagenarias hasta niños - se preparan a salir de cacería, como se ha hecho en esta región desde el siglo XVIII.

Montados en hermosos caballos, la espectacular partida del Cotswall Hunt, la asociación de cazadores de la zona, no incluirá esta vez a su presidenta, conocida por todos como Miss June, que afirma, coqueta, que sólo dirá sobre su edad que "supera los 80 años".

"He montado a caballo y seguido una jauría durante 75 años", cuenta a la AFP June Stevens, que dice que nunca se casó porque su gran amor es el campo inglés, y sobre todo, su finca en Elkstone. "Me casé con mi finca, y un marido habría sido un estorbo", agrega, sonriendo.

Pero que no le hablen a miss June de que el deporte que ama es sanguinario, como afirman sus detractores, que se hallan principalmente en las ciudades.

"Ni yo, ni nadie de los que estamos aquí somos gente cruel", se indigna la señorita June, señalando que los zorros causan un montón de daño en el campo.

"Un domingo de tarde, entró un zorro y mató a 200 de mis gallinas", cuenta Stevens. "La caza y la agricultura van juntos, y eso es lo que la gente de la ciudad no entiende".

La abolición de la caza "va a ser muy destructiva para la vida rural", señaló la joven anciana.

Miss June mata ahora su nostalgia por la caza del zorro siguiéndola en coche por pequeños y lodosos caminos, junto con decenas de otros adeptos, que se emocionan al avistar, entre los montes, a los jinetes, o al oír hablar a los lebreles a lo lejos.

"¿Puede oírlos? ¿Puede oír cómo hablan?", pregunta Mervyn Smith, un agricultor de unos 60 años, que acompaña a la AFP por el recorrido.

Porque en esta parte del mundo, los lebreles no ladran, sino que "hablan", al sentir el olor del zorro.

"No hay nada tan emocionante como esto. He vivido, crecido y dormido con la caza toda mi vida. Y si fuera cruel, yo no lo haría. A mí no me gusta la crueldad", dijo Mervyn, que cuenta que tras la partida, que dura todo el día, muchos se congregan donde Miss June, "con té, pasteles...y bastante whisky".

Rechaza también que la caza sea un deporte elitista, practicado sólo por aristócratas, como alegan sus detractores. "Quizá antes lo fue, pero ahora es muy diversificada. Hay enfermeras, médicos, jueces, abogados, campesinos", afirma el ex cazador.

Señala que la ley destruirá centenares de empleos en el campo. "Cientos de personas que trabajan para la cacería se quedarán sin empleos, sin casas", dijo, citando entre ellos a los criadores de perros y caballos.

En toda Inglaterra y Gales, las cacerías se han multiplicado en los últimos días, antes de la entrada en vigor de la prohibición, que fue una de las promesas de campaña del primer ministro laborista Tony Blair, y que incluye no sólo a zorros sino también a ciervos y liebres.

Después del viernes, los cazadores - que desde hace siete años impulsan una batalla judicial y política contra el Hunting Act - se preparan a resistir, y seguir practicando el deporte que aman.

Algunos prevén desafiarla abiertamente, y otros, como los del Cotswell Hunt, han aprendido quizá algo de la astucia del zorro.

"Tras la ley, nosotros vamos a seguir saliendo para entrenar a los caballos y los perros, no para cazar".

"Pero si se llega a atravesar un zorro, ¿qué se puede hacer? Los perros de jauría lo llevan en los genes, desde hace generaciones, y no pueden ser entrenados para perseguir señuelos", como quieren las asociaciones de defensa de los animales.

"¿Pero cómo van a probarlo, va a haber alguien allí con cámaras, para filmar el cadáver?", interroga Merv.

"Además, los policías y jueces de la zona, ellos también son cazadores", comentó, mientras servía cervezas en un pub de la vecindad, Laureen Garrett.

"Míreme a mí, yo no soy rica, ni mis amigos lo son, y a todos nos gusta la caza", dijo.
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