BAGDAD.- La televisión estatal iraquí “Al Iraquía’’ mostró hoy imágenes de nueve supuestos insurgentes, dos de los cuales afirmaron que recibieron entrenamiento en el uso de armas y explosivos en Siria.
"Yo fui reclutado el año 2001 por los servicios secretos sirios en el puerto sirio de Latakia, donde recibí instrucción en la fabricación de explosivos, preparación de coches bomba y asesinatos", precisó Mohanat Abdula Sultán al Tai.
Tai agregó que posteriormente viajó a Islamabad, capital de Pakistán, sin precisar por qué, y que tras la caída del régimen de Sadam Husein, en abril de 2003, regresó a la ciudad de Mosul.
En ese lugar, añadió, reclutó a los otros ocho rebeldes iraquíes con quienes formó una organización para luchar contra las fuerzas estadounidenses de ocupación, aunque no explicó por qué lo entrenaron los servicios secretos sirios en el 2001.
El rebelde dijo que, al principio, los servicios secretos sirios les pagaban a cada uno de ellos 500 dólares mensuales a través de un oficial sirio llamado Anas, a cambio de los atentados contra las tropas estadounidenses y los secuestros y asesinatos de policías, guardias nacionales y presuntos colaboracionistas iraquíes.
"El que capturaba y mataba a una decena de miembros de las fuerzas de seguridad iraquí era ascendido a jefe, por lo que su salario se le aumentaba a 1.500 dólares mensuales", declaró el presunto insurgente.
Otro de los rebeldes, identificado como Maher Jalil Ibrahim, declaró que a los policías se les secuestraba cuando regresaban a sus hogares, y que luego eran llevados fuera de Mosul a lugares donde eran decapitados o tiroteados.
"Los rehenes eran atados de pies y manos antes de matarlos y sus decapitaciones las filmábamos para difundirlas en internet a fin de aterrorizar a la gente", agregó.
Ibrahim señaló también que los cuerpos de las víctimas eran tirados en las calles de Mosul, especialmente en el barrio Al Wahda.
La televisión mostró a los nueve insurgentes, sentados en sillas delante de una bandera de Irak, mientras respondían a preguntas de una persona que no mostraba su rostro y de la que sólo se escuchaba su voz.