ROMA.- Cientos de millares de peregrinos que viajaron a la capital italiana para asistir al sepelio de Juan Pablo II emprendieron el sábado el regreso a sus países.
Los peregrinos comenzaron un éxodo masivo con sus mochilas, banderas plegadas y bolsas de dormir enrolladas, y se dirigieron a las estaciones ferroviarias o a los estacionamientos de las afueras de la ciudad.
La policía despejó el viernes la plaza de San Pedro y la aisló con barricadas de metal. Varios grupos de fieles polacos que rezaban bajo sus sombrillas fueron instados a retirarse del lugar.
"Confiamos en que el nuevo papa continúe la obra comenzada por Juan Pablo", dijo la estudiante de Varsovia Mónica Barthicka, de 23 años.
El alcalde de Roma, Walter Veltroni, dijo que la corriente de peregrinos de la semana pasada había duplicado la población normal de la ciudad, que asciende a 2,6 millones de habitantes.
El número de peregrinos fue comparable a las muchedumbres que se congregaron para rendir postrer tributo a Mahatma Ghandi de la India, Mao Zedong de China y el ayatola Ruhollah Jomeini de Irán.
Al sepelio de Juan Pablo II asistieron veintenas de presidentes, monarcas y líderes religiosos de todo el mundo, entre ellos el Presidente estadounidense, George W. Bush, y sus predecesores Bill Clinton y George H.W. Bush.
El ministro italiano del Interior, Giuseppe Pisanu, dijo que 1,4 millones de dolientes desfilaron junto al cadáver del Papa durante los cuatro días que estuvo en capilla ardiente, tras esperar en fila un promedio de trece horas. El alcalde Veltroni dio la cifra, ligeramente inferior, de 1,3 millones de dolientes.
Pisanu dijo que 250.000 personas llenaron la plaza de San Pedro el viernes para el sepelio del Pontífice.
