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Fumata negra emana del Cónclave

Los cardenales no se pusieron de acuerdo para lograr los dos tercios necesarios para la elección del nuevo Pontífice.

18 de Abril de 2005 | 14:04 | El Mercurio en Internet
CIUDAD DEL VATICANO.- Humo negro emanó de la chimenea del Cónclave luego de la primera votación de los cardenales, señal de que los arzobispos no han logrado ponerse de acuerdo para la elección del nuevo Papa.

Esto significa que no se consiguieron los dos tercios necesarios para la denominación del nuevo Pontífice.

De acuerdo a la tradición, cada vez que concluya una votación se queman las boletas en una chimenea instalada en la capilla, y si no hay consenso el humo que verá el público congregado en la plaza será negro. Pero cuando se elija un Papa y el candidato acepte, las boletas se quemarán con una sustancia que emitirá humo blanco.

La fumata negra salió por la chimenea a las 14:03 hora chilena, en medio de una gran expectación de decenas de miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro.

Cardenales se encierran en Capilla Sixtina

Los 115 cardenales entraron esta mañana en procesión en la Capilla Sixtina donde, tras prestar juramento, comenzaron las deliberaciones para elegir al sucesor de San Pedro, tras la muerte de Juan Pablo II el 2 abril pasado.

En tanto, el maestro de celebraciones litúrgicas del Vaticano, monseñor Piero Marini, pronunció la ancestral fórmula "íExtra omnes!" (fuera todos) que obliga a los que no participan en el Cónclave a abandonar la Capilla Sixtina.

El alemán Joseph Ratzinger, decano del colegio cardenalicio, cerró la procesión, acompañada por el cántico de una letanía en la que se invocó a todos los santos.

Centenares de fieles acompañaron este inicio del Cónclave de los cardenales desde pantallas gigantes instaladas en la Plaza de San Pedro.

Los purpurados rezaron en silencio algunos segundos mientras el coro cantaba el himno "Veni Creator (Ven, Espíritu creador)", una plegaria al Espíritu Santo para que les asista en esta hora crucial.

Ratzinger invitó a sus compañeros a pronunciar con él este juramento por el cual no podrán contar una palabra de lo que ocurra en este cónclave ni ceder a presiones externas.

Una gran cruz colocada frente a la famosa representación del Juicio Final de Miguel Angel, presidió el compromiso de los cardenales, que desfilaron uno a uno y juraron con la mano puesta sobre los Evangelios.
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