ROMA.- El nuevo Gobierno del Primer Ministro Silvio Berlusconi obtuvo hoy un voto de confianza en el Senado italiano, un día después de ser aprobado por la cámara baja del Parlamento.
Los senadores respaldaron la coalición conservadora del primer ministro por 179 votos a favor y 117 en contra, superando el último obstáculo antes de que el nuevo gabinete reciba autorización para ejercer sus funciones.
La votación ocurre una semana después de que Berlusconi renunciara brevemente y reorganizara su Gobierno, en un intento por concluir las disputas entre sus aliados después de una derrota embarazosa en las elecciones regionales.
En un discurso de 30 minutos al Senado antes de la votación, Berlusconi se comprometió a seguir una plataforma económica que incluye recortes fiscales para las empresas y un nuevo impulso al sur de Italia —de menores ingresos—, así como ayuda para las familias cuyo poder adquisitivo dice que ha disminuido desde que se introdujo el euro.
Con las elecciones a sólo un año de distancia, Berlusconi aún enfrenta problemas económicos y las consecuencias de la muerte de un agente de inteligencia italiano, al que fuerzas de Estados Unidos le dispararon por error en Irak el mes pasado.
En su discurso ante el Senado, Berlusconi no mencionó ese fallecimiento, pero sí habló ampliamente sobre la economía. Consideró que gran parte de los problemas económicos de Italia se deben a las tendencias mundiales y pidió al Banco Central Europeo que revise su política monetaria.
"La solución no depende del gobierno nacional, sino que concierne al Banco Central Europeo", afirmó. Dijo que el banco se había concentrado en mantener la inflación a raya, pero no había hecho lo suficiente para conservar bajo el valor del euro, lo cual había dañado las exportaciones del continente.
La política del banco es "destructiva para la competitividad de todas las compañías de Europa", señaló el mandatario.
Berlusconi ha dicho que pretende estar al frente del gobierno de Italia hasta las elecciones de mediados del 2006. Ha enfrentado ataques de la oposición por el débil crecimiento económico del país y su déficit fiscal.
El Gobierno ha pronosticado un crecimiento de 2,1% para este año, aunque se espera que pronto reduzca esa cifra.
