
ANDIZHAN, Uzbekistán.- Una sangrienta operación militar para dispersar a rebeldes y miles de manifestantes tras la toma de un edificio estatal en la ciudad uzbeca de Andizhan mató a docenas de personas, dijo el sábado un testigo.
Cientos de personas estaban reunidas nuevamente el sábado en la plaza donde el viernes tropas militares abrieron fuego contra una multitud de alrededor de 3.000 personas en la ciudad ubicada al este de la capital, Tashkent, en el valle de Ferghana, catalogada por el gobierno autoritario del país como un semillero de terroristas musulmanes.
Los manifestantes, muchos de ellos pidiendo la renuncia del Presidente Islam Karimov (desde hace 15 años en el poder), se habían reunido luego de que rebeldes liberaran a algunos de sus hombres de una prisión local, incluyendo a 23 hombres de negocios acusados de extremismo religioso.
Alexei Volosevich, periodista del opositor sitio Web ferghana.ru, dijo en una comunicación telefónica desde la plaza de la ciudad, donde los rebeldes habían tomado un edificio estatal, que podía ver docenas de cadáveres.
"Estoy parado junto al cine y puedo ver a 30 muertos y heridos -expresó a Reuters- Hay rastros de sangre y pedazos de masa encefálica por todo el asfalto".
El cronistas agregó que entre 1.000 y 2.000 personas se habían reunido en la plaza. Un médico, que pidio no divulgar su nombre, habló de muchas víctimas.
"Tenemos 96 heridos y muchos, muchos muertos", dijo.
Karimov se aprestaba a dar una conferencia de prensa en Tashkent a las 0600 GMT. Una fuente del gobierno dijo el viernes que el edificio en Andizhan había sido recuperado, pero el área estaba sellada y se escuchaban esporádicamente disparos de rifles y ametralladoras.
No había cifras oficiales de víctimas. Algunas cifras oficiales del viernes indicaban que había 9 muertos tras el asalto a una estación policial y barracas militares, antes de atacar la prisión.
Uzbekistán, una nación de Asia Central que limita con Afganistán, ofreció a los Estados Unidos el uso de una base militar aérea tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, y se ha convertido en un aliado de Washington en la guerra contra el terrorismo.
Autoritarismo uzbeco
Pero Occidente ha criticado en repetidas ocasiones a Karimov, en el poder desde 1989 cuando Uzbekistán aún era una república soviética, por sus abusos contra los derechos humanos.
Los grupos defensores de derechos humanos dicen que hay al menos 6.000 presos por motivos políticos y religiosos en Uzbekistán, donde sólo el islamismo -apoyado por el estado- es aceptado, y sostienen que la tortura es una práctica común.
Las protestas pacíficas se iniciaron en Andizhan a comienzos de semana para pedir la libertad de 23 hombres de negocios musulmanes, encarcelados por supuestamente pertenecer a una secta poco conocida, Akromiya, que algunos sostiene es una invención de los servicios de inteligencia.
En Washington, el portavoz de la Casa Blanca Scott McClellan exhortó al gobierno uzbeco y a los manifestantes a mantener la moderación. Por otro lado, en un inusualmente categórico comunicado, la Unión Europea culpó a las políticas del gobierno de Karimov pro provocar la violenta protesta.
Rusia, cabeza del régimen al que pertenecía Uzbekistán y alarmada por una reciente serie de revoluciones que han reemplazado a gobiernos en ex repúblicas soviéticas, dijo que apoyaba totalmente a Karimov.
La violencia en Uzbekistán sucede a los disturbios en la vecina Kirguistán, donde las violentas protestas iniciadas del otro lado de la frontera de Andizhan llevaron a la destitución del presidente Askar Akayev, quien se refugió en Moscú.
En los últimos 18 meses, ha habido también "revoluciones pacíficas" en Ucrania y Georgia, tras lo cual asumieron el poder gobiernos pro-occidentales. Algunos analistas dicen que que los hombres fuertes de Asia Central han reaccionado tomando medidas más drásticas para sofocar el disenso político.
Responsable de ONG vio 300 cadáveres en Uzbekistán
Cerca de 300 cadáveres, entre ellos los de numerosas mujeres, fueron evacuados de la ciudad de Andizan el sábado a bordo de camiones y de un autobús, según un responsable de la organización uzbeka de Derechos Humanos Appelatsia.
"Vi esta mañana tres camiones y un autobús en los cuales los soldados cargaron 300 cadáveres, en la calle frente al cine Chulkon", explicó Lutfula Shamsutdinov, entrevistado por teléfono por la AFP.
Entre ellos, "al menos un tercio eran mujeres", añadió, precisando haber asistido a la escena desde una casa cercana donde estaba refugiado.
"Los cadáveres estaban regados, como piedras" en la calle, antes de ser cargados a bordo de los vehículos que salieron con rumbo desconocido, aseguró este testigo.
El presidente uzbeko habló oficialmente ante la prensa el sábado de 30 muertos, entre ellos nueve soldados y diez insurgentes, e implicó a los islamistas vinculados al grupo Hizbi Tahrir, prohibido en Afganistán, en esta insurrección en Andizan, la cuarta ciudad del país con más de 300.000 habitantes.