
ROMA.- Hace más de cinco semanas que Joseph Ratzinger ocupa la Silla de Pedro. Desde entonces, los mayores titulares que ha provocado han sido a causa de su antiguo coche, que fue subastado por Internet.
Ahora, el papa Benedicto XVI se prepara para su primer gran "evento mediático" desde su nombramiento como jefe de la Iglesia católica: el domingo, el Sumo Pontífice abandona por primera vez Roma para viajar a Bari, en el sur de Italia.
Se espera que acudan varios cientos de miles de personas a la misa que oficiará. Algunos en el Vaticano consideran que el viaje es un "ensayo general para Colonia", donde en agosto participará en el Día Mundial de la Juventud.
"Por supuesto que no hay que comparar a Ratzinger en su primer viaje con su antecesor", advierte un vaticanólogo. Los viajes de Juan Pablo II eran auténticas marchas triunfales. Millones de creyentes lo vitoreaban; al fin y al cabo, el que fuera actor durante su etapa de estudiante en Cracovia era un "gran comunicador", sencillamente inimitable.
"Ratzinger tiene que encontrar su propio estilo", se dice en Roma. Pero, con todo, será comparado con su predecesor.
El motivo del viaje de un día a la ciudad portuaria en el Adriático es el cierre del Congreso Eucarístico de los católicos italianos.
El trasfondo es un asunto muy sensible: el sacramento de la eucaristía es algo muy querido e importante para Ratzinger. No hay que olvidar que este estricto alemán fue precisamente quien en 2003, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó la encíclica que negaba la comunión conjunta a protestantes y católicos, para desconsuelo de muchos creyentes, sobre todo en su país de origen, Alemania.
Ahora, como Papa, no es de esperar que cambie de parecer, opinan expertos del Vaticano. "No sólo para el cardenal Ratzinger la claridad iba antes que la unidad, también para el papa Benedicto es así", dicen.
Todavía no ha llegado el momento adecuado para una comunión conjunta, se repite una y otra vez. "Es bien sabido que a Ratzinger no le cuesta decir que no". Nadie que conozca la curia romana espera un cambio en los próximos tiempos.
Pero, ¿qué han de esperar los creyentes del primer viaje del Papa? Hasta ahora, el alemán con fama de frío ha proporcionado bastantes sorpresas: sus misas en la Plaza de San Pedro fueron, para asombro de muchos creyentes, inesperadamente comprensivas, en contra de todas las expectativas Ratzinger protagonizó varios baños de masas. E incluso se hace trasladar por la Plaza de San Pedro en un jeep abierto. Lejos quedan los tiempos del protegido "papamóvil", del "Papa tras un cristal blindado", opina un teólogo.