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Stefano Ricucci, el desconocido millonario que controla el Corriere della Sera

Su nombre irrumpió en la esfera empresarial cuando a través de su firma, Magiste International, adquirió 110.633.000 títulos de RCS MediaGroup, al cual pertenece el prestigioso diario.

28 de Mayo de 2005 | 10:04 | AFP
ROMA.- Italia está pendiente del misterioso millonario Stefano Ricucci, un rico hombre de negocios de origen muy humilde, que esta semana se convirtió en el principal accionista del grupo propietario de Il Corriere della Sera, el diario más influyente del país.

Hijo de un conductor de autobús que en pocos años amasó una colosal fortuna gracias a sus hábiles apuestas en bolsa y sus actividades inmobiliarias, el joven empresario de 42 años era -hasta hace poco- un total desconocido en el mundo de las finanzas.

Su nombre irrumpió en la esfera empresarial cuando a través de su firma, Magiste International, adquirió 110.633.000 títulos de RCS MediaGroup, convirtiéndose en el principal accionista del mayor grupo editorial italiano, dejando fuera a importantes compañías de la industria y la finanza de Italia.

Aprovechando una brusca caída de las acciones, Ricucci aumentó un poco su capital pasando del 13,5% obtenido el martes al 15,1% del RCS.

Operación polémica

"Es una operación preocupante y poco transparente. Sabemos que Ricucci es un financista, un promotor inmobiliario, pero no conocemos sus intenciones", advirtió Stefania Tamburello, periodista del Corriere y representante de la redacción del diario, que la semana pasada realizadó una huelga de protesta.

"Todavía hay márgenes para crecer. Mientras haya títulos en el mercado, yo voy a seguir comprando", advirtió Ricucci.

El mundo editorial y empresarial se interroga si se trata de una operación para obtener importantes plusvalías o para tratar de entrar en el consejo de administración de uno de los grupos más poderosos de Italia y controlar a uno de los periódicos más influyentes del país.

Pese a ser el mayor accionista, Ricucci se encuentra fuera del pacto de accionistas que controla la empresa y que blinda 57,4% del capital, cantidad que puede ampliarse a 63%.

"Desde hace dos años y medio compro acciones de RCS, lo que demuestra que creo en esa empresa. Tal vez en varios años la controlaré completamente", aseguró en una entrevista al diario La Repubblica.

"No se entiende la lógica de esa operación", afirmó por su parte el empresario Marco Tronchetti Provera, dueño de Telecom Italia, y uno de sus mayores rivales.

Ricucci invirtió al menos 450 millones de euros para lanzarse al asalto del diario más vendido del país y del centro de poder más representativo de Italia, controlado por la crema y nata del capitalismo peninsular (Fiat, la banca de finanzas Mediobanca, Pirelli, seguros Generali, los bancos Intesa y Capitalia).

"¿Quién está detrás de Ricucci?", exclama la prensa, que presenta un abanico de complejas posibilidades: es un empresario enviado por los bancos, un hombre sin escrúpulos al servicio de algunos políticos -inclusive Silvio Berlusconi- para corregir la línea del diario antes de las elecciones del 2006 o el representante de sagaces expertos en especulaciones.

"Detrás de Ricucci está sólo Ricucci", suele responder el interesado, quien prometió divulgar el balance de Magiste International, un holding con base en Luxemburgo, que según la revista L’Espresso incluye la firma Garlsson, sociedad off shore con sede en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas.

Escalando posiciones

La rápida y enorme fortuna amasada por Riccuci, quien se casará en julio con la actriz de televisión Anna Falchi, ex novia del piloto de motos Max Biaggi, alarma a la alta sociedad y a la vez alimenta las revistas de corazón.

Nacido en una familia romana de modestos recursos, Ricucci cuenta que a los 19 años empezó a ganar dinero construyendo edificios en un pequeño terreno heredado por sus padres.

"No es el testaferro de nadie, trabaja sin parar del alba a medianoche", sostiene su célebre novia, que lo define un caballero educado y generoso.

Después de haber abandonado los estudios de ortodoncia, se concentró en los negocios inmobiliarios, donde logró el apoyo de entidades bancarias clave y resultó favorecido por el aumento vertiginoso de los precios de los inmuebles.

En el 2002 logró importantes ganancias al entrar en el cuarto banco del país, Capitalia. Actualmente es uno de los defensores que ayudan a los bancos Banca Antonveneta y Banca Nazionale del Lavoro a protegerse del asalto de empresas extranjeras interesadas en adquirirlos.
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