LA PAZ.- Protestas de mineros y de distintos grupos sociales volvieron a apoderarse hoy del centro de La Paz, la sede del gobierno de Bolivia, mientras el país permanece en la incertidumbre tras la renuncia del Presidente Carlos Mesa y sin fecha precisa para que el Parlamento decida si acepta su dimisión.
Gases lacrimógenos y detonaciones de pequeñas cargas de dinamita se apoderaron de las zonas céntricas de esta capital, que fueron escenario de choques entre manifestantes y policías que resguardan los alrededores del Congreso y el palacio presidencial.
Las detonaciones y las espesas columnas de humo se confundían con los manifestantes que corrían por las calles, mientras los efectivos buscaban hacerlos retroceder, ante el intento de algunas personas de ingresar a la céntrica Plaza de Murillo, en cuyos alrededores se encuentran las sedes de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Cientos de mineros arribaron este martes en camiones hasta el centro paceño, donde también se concentraron campesinos y estudiantes de la Universidad Mayor de San Andrés (estatal).
Protestas no retroceden
Las manifestaciones se registran un día después de que Mesa presentó su renuncia al cargo, en un hecho que amenazaba hoy con profundizar la crisis que vive en país, donde las protestas sociales no retroceden.
Mesa anunció la noche del lunes su decisión de abandonar el cargo, tras una gestión de 20 meses, que nació después de la salida forzada de su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada, quien renunció en medio de una revuelta popular registrada en octubre de 2003.
Agobiado por una nueva crisis política y social, la tercera que enfrenta su administración en lo que va corrido del año, el gobernante accedió a dar "un paso al costado", como lo solicitaban distintos sectores, en un intento por acabar con las marchas en La Paz, la sede de gobierno, y los bloqueos que asfixian al país.
"No creo que el escenario de una sociedad para resolver sus problemas sea el escenario de pedir, de manera violenta, de manera irracional, de manera impositiva, sin opción de diálogo", sentenció Mesa, quien se dirigió al país en un mensaje radiotelevisado.
La renuncia de Mesa no aplacó, sin embargo, las manifestaciones. La Paz continúa incomunicada por los bloqueos y una huelga que mantiene la contestataria ciudad de El Alto, mientras en el resto del país se multiplican los cortes de rutas y la ocupación de pozos.
La ciudad está al borde de una escasez de combustibles y alimentos. Algunas zonas sufrieron el corte del servicio de agua potable, después que campesinos dañaran un canal que transporta el líquido.
Bolivia sigue cercada por los bloqueos de rutas, que impiden el tránsito en siete de sus nueve departamentos. El Servicio de Caminos indicó que unos 60 tramos carreteros están cerrados, mientras la Policía contabilizó 78 puntos con cortes de rutas.
Decisión del Congreso
En medio de ese panorama, el Congreso deberá decidir si acepta o rechaza la dimisión del gobernante. No obstante, los legisladores no han definido una fecha para sesionar, debido a las amenazas de grupos sociales de ocupar ese poder y a las protestas en El Alto.
El líder cocalero Evo Morales, cabeza visible de la oposición, anticipó que la renuncia de Mesa "no puede beneficiar a los partidos tradicionales".
Evo, como se le conoce al jefe del Movimiento al Socialismo (MAS), reiteró que los titulares del Senado, Hormando Vaca Díez, y de la Cámara de Diputados, Mario Cossío, deben renunciar a la sucesión constitucional para permitir que el presidente de la Corte Suprema, Eduardo Rodríguez, se encargue del gobierno.
A su turno, Luis Eduardo Siles, en representación del MNR, aseguró que apoyarán la renuncia del gobernante y luego respaldarán la sucesión constitucional.
"Eso significa que si el propio señor Vaca Díez no quiere ejercer de presidente, le sucederá Cossío y así sucesivamente", agregó. Otras agrupaciones políticas, entretanto, anunciaron que analizarán "con serenidad" este hecho para fijar una posición.
Mesa había presentado su dimisión el pasado 6 de marzo, en medio de otra ola de protestas que mantenían incomunicado el país, pero el Legislativo rechazó ese pedido y dio paso a la firma de un acuerdo de gobernabilidad. Los parlamentarios también rechazaron en ese entonces una propuesta del Presidente de anticipar los comicios.
