 El transbordador espacial "Discovery". |
WASHINGTON.- El éxito de la operación ’’Deep Impact’’ ha inyectado una necesaria dosis de optimismo a la NASA, que reanuda la próxima semana sus misiones de transbordadores espaciales dos años después de que el "Columbia" se desintegrara en pleno vuelo.
Las imágenes llegadas en las últimas horas desde los laboratorios de la NASA en California destilan un entusiasmo que no se respiraba desde hace tiempo en la agencia espacial y ayudan a levantar los ánimos ante el lanzamiento, el 13 de julio, del transbordador "Discovery".
Así las cosas, "Deep Impact", el primer choque espacial causado por el hombre, podría ayudar a que la agencia entierre el sabor amargo de la tragedia del "Columbia", que se desintegró al reingresar en la atmósfera el 1 de febrero de 2003, provocando la muerte de sus siete tripulantes.
La reestructuración tras el fracaso
El fracaso de esa operación abrió la puerta a un duro programa de reestructuración para superar lo que una comisión investigadora calificó como "una cultura basada en la inseguridad".
Los cambios en la agencia culminaron con el nombramiento este año de un nuevo director, el ex ingeniero de la NASA Michael Griffith, recibido por buena parte de la comunidad científica como un hombre capaz de devolver a la agencia el rumbo perdido.
En ese sentido, Burt Rutan, el hombre que creó la primera nave para viajes privados al espacio, manifestaba recientemente su esperanza en que Griffith sea capaz de inyectar energía en una agencia que, según Rutan, "se ha dormido en los laureles tras los logros de las década de 1960 y 1970".
Con el éxito de esta última misión espacial Griffith cosecha los primeros frutos de su gestión.
Los responsables de la agencia espacial prevén, además, que la titánica hazaña del "Deep Impact" se deje sentir durante tiempo.
"Esta misión nos abrirá un enorme campo de información sobre la creación de nuestro Sistema Solar", dijo Charles Balacci, uno de los directores científicos de la misión en unas declaraciones en las que se confirmó que el proyectil lanzado desde la sonda "Deep Impact" había alcanzado su objetivo.
Los expertos confían en que las imágenes obtenidas por el proyectil que se estrelló contra el núcleo del cometa diluciden muchos de los misterios del Sistema Solar.
Según los investigadores, los cometas pudieron haber traído agua a la Tierra y con ello ser los responsables de la aparición de vida en el planeta.
De vuelta al espacio
Con este ánimo como telón de fondo, la NASA ultima los preparativos para su próximo gran desafío, el lanzamiento del "Discovery".
La nave, con una tripulación de siete astronautas, tendrá como misión evaluar los nuevos procedimientos de seguridad y abastecer a la Estación Espacial Internacional (ISS).
La NASA quiso reanudar los vuelos tripulados en mayo, pero no lo hizo para dar los últimos toques a un nuevo depósito de combustible para los cohetes que impulsan a los transbordadores espaciales.
La nueva misión representa "la capacidad de la NASA de aprender de sus errores y su determinación de prevenir otros, y es un tributo" a los siete astronautas fallecidos en el "Columbia", dijo la agencia espacial la semana pasada al anunciar la fecha para el lanzamiento del transbordador.
Además de reanudar las misiones, la partida del Discovery dará un nuevo impulso a las tareas de construcción de la ISS, que tras el desastre del "Columbia" debieron suspenderse, al tiempo que se reducía el número de sus ocupantes.
La NASA ha reforzado la seguridad del "Discovery" para evitar que se repita lo ocurrido con el "Columbia", cuyo accidente fue causado por una loseta de aislamiento que al desprenderse del tanque externo de combustible perforó un sector del ala izquierda de la nave.
Pese a las medidas preventivas que se han adoptado en los últimos dos años, los expertos de la agencia reconocieron la pasada semana que todavía no han resuelto de manera convincente el reforzamiento de la nave para impedir que sufra daños si recibe el impacto de un objeto externo.
Sin embargo, Richard Covey, ex astronauta que participó en la primera misión después del desastre del "Challenger", que estalló tras despegar en 1986, indicó que no le preocuparía viajar en el "Discovery".