 El monarca saudita. |
MARBELLA.- La Costa de Sol está de luto. Hoy llora la pérdida de quien fuera su "Midas", el rey Fahd de Arabia Saudita. El gobierno español decretó para mañana un día de duelo nacional.
Los empresarios de la estación balnearia andaluza lamentaron hoy la muerte del monarca, por ser uno de los principales motores de la economía en el exclusivo balneario del sur de España.
Acostumbrada a reverenciar a la familia real de Arabia Saudita, Marbella se arrodillaba ante el rey Fahd y su extensa caravana de cortesanos cuando arribaban en sus boeing’s 747, diseñados como departamentos de lujo, y cargados de petrodólares.
De hecho, los turistas podían hasta escuchar el suspiro andaluz cuando la estela de la flota de limusinas negras blindadas, marca Mercedes Benz, que transportaban al octogenario y enfermizo gobernante wahabita y su comitiva, partía desde el aeropuerto de Málaga hasta su palacio de verano en Marbella.
Semanas de cálculos sobre cuánto podría significar la visita real para la economía local daban paso a las celebraciones en el balneario, cuando el rey Fahd se instalaba en su residencia estilo Casa Blanca, la cual fue rebautizada El Rocío después de una remodelación de 12 millones 308 mil dólares.
Pocas visitas había realizado rey Fahd, de 82 años, al palacio, antes llamado Mar Mar. Un arquitecto alemán que acostumbraba acompañar a la comitiva saudita manifestó en su momento que era "espectacular en su interior, pero tiene mejores en Riyad, su tierra natal".
Séquito de tres mil personas
Cubierta en el secreto y la seguridad, la llegada del veraneante más rico del mundo (según la revista Forbes su fortuna personal excedía los 30 mil millones de dólares) coincidía siempre con una oleada de especulaciones y estadísticas en los medios de comunicación españoles. Cálculos que aparecieron en una variedad de periódicos indicaban que Fahd Ibn Abdul Aziz al Saud traía consigo un séquito de 3 mil personas, cuya tercera parte eran miembros de la vasta familia gobernante.
Puesto que el monarca pagaba por todos, el costo de sus vacaciones se estimaba en más de 4 millones 600 mil dólares diarios. En 1999, el rey estuvo por casi dos meses, durante los cuales la Cámara de Comercio calculó que él contribuyó con más de 92 millones de dólares a la economía de Marbella.
Parte de la comitiva solía llegar antes que el monarca y se alojaba en villas arrendadas que rodean el complejo real en una colina en las afueras de Marbella. Alrededor de 300 suites en hoteles cinco estrellas eran reservadas por un período indefinido: nadie sabía cuánto tiempo el rey pretendía quedarse. Eso tal vez dependía del estado de su salud.
Por lo anterior, un piso completo del hospital del balneario permanecía siempre en reserva para una emergencia saudita.
Los ciudadanos de la Costa del Sol tampoco eran ajenos al rey y su comitiva. De hecho, la llegada del monarca implicaba que la conversación cotidiana girara en torno a cuántos petrodólares se irían a gastar.
No pocos olvidan cuando el rey arrendó la marina de la exclusiva zona del Marbella Club y cada nave de placer en ésta por la duración de su permanencia, en caso de que un príncipe quisiera dar un paseo.
Las boutiques que exhiben líneas de lujo de las casas de moda italianas regularmente cerraban sus puertas para las expediciones de compras privadas. "El Corte Inglés" comprometió un equipo en jornada completa para satisfacer cada capricho saudita.
Esta mañana, en un comunicado el Centro de Iniciativas Turísticas, que representa a más de 500 líderes de empresas de la ciudad costera española, afirmó que “lamenta el fallecimiento del Rey Fahd de Arabia Saudita y traslada a la familia real árabe su más sincero pésame”.
¡El rey ha muerto, viva el rey!