 Peregrinos participan en los actos organizados por la Jornada Mundial de la Juventud ante la catedral de Colonia (Alemania). |
COLONIA, Alemania.- Cielos grises y llovizna en la ciudad de Colonia recibieron el martes a miles de jóvenes católicos que no tuvieron problemas en agitar sus banderas nacionales y corear sus saludos para celebrar el Día Mundial de la Juventud.
La reunión de la juventud católica, que durará cinco días, convocó a 405.000 participantes quienes rezarán y discutirán con jóvenes creyentes provenientes de cerca de 200 países.
El Papa Juan Pablo II impulsó la realización de este evento que será presidido por su sucesor Benedicto desde el jueves.
"Es la invasión más pacífica de todos los tiempos", escribió el martes el popular diario Bild.
Los residentes de la cuarta ciudad más grande de Alemania sonreían pacientes al ver a los peregrinos apostados fuera de la masiva catedral gótica de la ciudad, algunos tocando sus guitarras, otros localizando en sus mapas la ubicación de las tres misas de apertura del "Woodstock Católico".
"La ciudad completa está llena de gente joven", dijo el Cardenal de Colonia, Joachim Meisner, en una conferencia de prensa inaugural, agregando cuán orgulloso estaba de haber participado en la planificación del festival en los últimos tres años y que costó 100 millones de euros.
"Es el primer Día Mundial de la Juventud con dos Papas, uno vigilando desde arriba y el otro haciendo su parte en la tierra".
Peregrinaje
Colonia ha recibido peregrinajes desde la edad media, cuando los católicos acudían en gran número a su imponente catedral que resguarda las reliquias de los Reyes Magos que, según la Biblia, visitaron a Jesús recién nacido. Pero nunca se había visto nada en esta escala.
"Pienso que nosotros debemos ser los que viajamos de más lejos", dijo Mercedes Docampo, 17 años, desde Tasmania, mientras sostenía su equipaje y una bandera australiana.
Ania Cieslinska, estudiante de 21 años de Cracovia, Polonia, dijo que la pérdida del Papa Juan Pablo II no detuvo la participación de los polacos y que estaba ansiosa de conocer al Papa Benedicto.
"Rezamos para que (el Cardenal Joseph Ratzinger) se convirtiera en Papa, porque sabíamos que continuaría con el legado del Papa Juan Pablo", declaró Cieslinska.
Mientras el cúmulo de felicidad y bulla juvenil hicieron que el peregrinaje se viera como cualquier otro festival, muchos dijeron que vinieron especialmente por la oportunidad de reforzar su fe y su identidad como católicos.
"Yo quería conocer otros jóvenes católicos de todo el mundo", dijo Desire Ilboudo, 30 años, de Burkina Faso.
El Papa Benedicto sonreía en afiches pegados por toda la ciudad de Colonia y las iglesias mantuvieron sus puertas abiertas para acoger a sus visitantes internacionales.
Se dispusieron escenarios por toda la ciudad para recibir a bandas cristianas de rock y cientos de baños químicos a lo largo de las costas del río Rin.
Pero el millón de habitantes de Colonia deberá apelar a su buen ánimo al enfrentar cinco días de rutas bloqueadas, atochamientos en el transporte público y el ruido por los cantos de los jóvenes y sus instrumentos musicales.
En una señal de tránsito ferroviaria, cerca de la oficina central del Día Mundial de la Juventud, estaba escrito el mensaje: "Ningún Papa".