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Papa clausura XX Jornada Mundial de la Juventud

Al término de esa ceremonia, con la que concluyó la XX Jornada Mundial de la Juventud, Benedicto XVI anunció que Sidney, en Australia, será la sede de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará en el año 2008.

21 de Agosto de 2005 | 05:01 | EFE
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Benedicto XVI advirtió a los jóvenes "que exagerando demasiado, la religión se convierte casi en un producto de consumo".
COLONIA, Alemania.- El Papa dijo hoy ante un millón de jóvenes que en el mundo actual hay un fuerte sentimiento de frustración y convive "un extraño olvido de Dios junto a un boom de lo religioso" y advirtió que "si se exagera demasiado, la religión se convierte en un producto de consumo".

"En numerosas partes del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que toda marcha sin él. Pero al mismo tiempo existe un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos. Dan ganas de exclamar: ’No es posible que la vida sea así!" afirmó Benedicto XVI en la multitudinaria misa celebrada en la explanada de Marienfeld, a 27 kilómetros de Colonia.

Al término de esa ceremonia, con la que concluyó la XX Jornada Mundial de la Juventud, Benedicto XVI anunció que Sidney, en Australia, será la sede de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará en el año 2008.

Con anterioridad, y durante la misa, el Obispo de Roma advirtió que junto al olvido de Dios "existe como un boom de lo religioso".

Joseph Ratzinger manifestó que no quiere desacreditar todo lo que se sitúa en el contexto del boom religioso, pero advirtió "que exagerando demasiado, la religión se convierte casi en un producto de consumo".

"Se escoge aquello que place y algunos saben sacarle también provecho. Pero la religión buscada a la medida de cada uno a la postre no nos ayuda. Es cómoda, pero en el momento de crisis nos abandona a nuestra suerte", subrayó el Papa.

El Obispo de Roma animó a los fieles a ayudar a los hombres a descubrir la verdadera estrella que lleva a Jesucristo y a conocer la fe de la Iglesia. A este respecto destacó que Juan Pablo II ha dejado a los católicos una gran obra, el Catecismo de la Iglesia Católica, y que él ha presentado recientemente el Compendio de ese catecismo, "dos libros fundamentales que os recomiendo".

Año de la Eucaristía

Este año la Iglesia celebra el Año de la Eucaristía y el Papa animó a los fieles a acudir a la misa dominical.

Benedicto XVI dijo que este sacramento tiene que ser el centro de la vida de los hombres y que no se trata de "positivismo y ansias de poder" cuando la Iglesia dice que la Eucaristía es parte del domingo, el primer día de la semana, y resalte la importancia de este día.

El Pontífice agregó que bonito ver como en muchas sociedades el domingo es un día libre y que junto con el sábado constituya el denominado "fin de semana libre", pero que ese tiempo libre permanece vacío si en él no está Dios.

"Queridos amigos, a veces, en principio, puede resultar incómodo tener que programar en el domingo también la Misa. No os dejéis persuadir de participar en la Eucaristía dominical. Descubramos la íntima riqueza de la liturgia de la Iglesia y su verdadera grandeza: no somos nosotros los que hacemos la fiesta para nosotros, sino que es Dios el que prepara una fiesta para nosotros", manifestó el Papa.

Benedicto XVI se refirió también a los movimientos y comunidades cristianas, afirmando que la espontaneidad de las nuevas comunidades es importante, pero que también muy importante conservar la comunión con el Papa y con los obispos, "ya que son ellos los que garantizan que no se está buscando senderos particulares, sino que se vive en una gran familia".

El Papa pidió a los jóvenes que sean sensibles hacia las necesidades de los demás, que ejerzan el voluntariado, del que la sociedad tiene tanta necesidad.

"No debemos abandonar, por ejemplo, a los ancianos en su soledad, no debemos pasar de largo ante los que sufren. Es mucho más bello ser útiles y estar a disposición de los demás que preocuparse sólo de las comunidades que se nos ofrecen. Yo sé que vosotros como jóvenes aspiráis a cosas grandes, que queréis comprometeros por un mundo mejor. Demostrárselo a los hombres y al mundo", concluyó el Pontífice.

La misa se celebró en una mañana fría y desapacible, con niebla. Pero ello no impidió que los jóvenes acogieran al Papa con grandes aplausos y vivas, en la misma línea que con Juan Pablo II.

Después se despidió de los jóvenes en nueve idiomas, entre ellos español, en el que dijo: "Queridos jóvenes, habéis venido para adorar a Cristo, ahora que lo habéis encontrado continuad a adorarlo en vuestro corazón".

La misa fue el último acto multitudinario de Ratzinger en Colonia. Antes de regresar esta noche a Roma, el Papa se reunirá con los obispos alemanes y será despedido por las autoridades de la tierra en la que nació hace 78 años.

Este ha sido el primer viaje de Benedicto XVI por el mundo tras ser elegido Papa el pasado 19 de abril.