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Desgarrador testimonio de mujer que perdió a su esposo en el huracán

Evelyn Turner debió poner el cuerpo de su marido en un improvisado ataúd de madera y caminó tres kilómetros para pedir ayuda.

31 de Agosto de 2005 | 11:12 | AP

Imagen de New Orleans tras el paso de Katrina.
NUEVA ORLEANS.— Cuando Xavier Bowie murió en un barrio inundado de Nueva Orleans, su pareja hizo lo único que se le ocurrió en el momento: envolvió su cadáver en una sábana, lo colocó en un ataúd improvisado de madera y lo llevó flotando por las calles hacia una ruta donde todavía circulaban vehículos.

Durante más de una hora, Evelyn Turner esperó inútilmente en la calle Rampart, en las afueras del Barrio Francés, con el cadáver de su esposo sobre el paseo central del césped, a medida que pasaban los automóviles. "Esto es ridículo", dijo entre sollozos la mujer de 54 años.

Bowie, de 57, un chofer de camión que compartió con Turner 16 años de su vida, tenía cáncer del pulmón y no podía ser llevado fácilmente de un lugar a otro. Ante la imposibilidad de hallar a alguien que lo sacara de la ciudad, Turner decidió permanecer en su hogar y confiar en que la tormenta les perdonaría la vida.

"Tengo electricidad y oxígeno", se dijo a sí misma. "Puedo resistir".

Pero el huracán Katrina inundó su barrio y el martes, sin teléfono y con sólo un pequeño tanque de oxígeno de reserva, Turner salió a las calles en busca de ayuda. Cuando regresó, Bowie había muerto.

Con profundo dolor, Turner caminó tres kilómetros hasta un precinto policial y pidió ayuda para sacar el cadáver de su casa. Un agente le dijo que pronto le enviaría un camión.

Al pasar más de una hora, la mujer volvió a la estación, pero esta vez no le prometieron nada.

"No hay nada que podamos hacer ahora", dijo un policía. "No tenemos equipos".

"¿Qué hago entonces? ¿Me siento junto al cadáver hasta que ustedes consigan a alguien?" preguntó la mujer.

"Desafortunadamente, así es", repuso el agente. "Esa es la única opción que puedo ofrecerle, porque nosotros no tenemos manera alguna de llegar hasta allí".

Cuando la mujer llegó de vuelta a su casa, se desplomó sobre las placas de madera prensada y lloró.

Curtis Miller, un ex empleado municipal, ayudó a Turner a llevar el cadáver flotante hasta la calle Rampart, con la esperanza de que algún camión militar los recogiese.

Finalmente, unas tres horas después de la muerte de Bowie, Miller ofreció 20 dólares al chofer de un camión que pasaba por el lugar, y el individuo accedió a llevar el cuerpo hasta el hospital Charity, que era el lugar indicado por la policía.

Turner ayudó a subir los restos de su esposo al camión y luego lo acompañó hasta el hospital.
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