WASHINGTON.- El hasta ahora director de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) de Estados Unidos, Michael Brown, dimitió tras haber sido relevado de la dirección de las operaciones en terreno que llevaba a cabo en la zona devastada por el huracán que azotó el 29 de agosto la zona sur del país norteamericano.
En principio el funcionario iba a continuar como director de FEMA en asuntos generales, con base en Washington, pero Brown habría decidió dimitir porque "es lo más conveniente para la Agencia y para el presidente" George W. Bush.
Brown añadió que "en lo que hay que pensar es en lo que está haciendo FEMA y en lo que sus gentes están intentando hacer ahí abajo", al referirse a las labores de ayuda a los estados del sur de Estados Unidos afectados por el huracán "Katrina" el pasado 29 de agosto.
El relevo de Brown en las tareas en terreno fue anunciado el viernes 9 de septiembre por el secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, quien dijo que había ordenado "a Mike Brown que vuelva (a Washington) para gestionar FEMA a escala nacional".
Su puesto en la zona devastada fue inmediatamente tomado por Thad Allen, vicealmirante y jefe de Personal de la Guardia Costera, que es ahora el "principal responsable federal" en la supervisión de las labores en la zona de desastre.
Un aluvión de críticas
La destitución de Brown viene luego de un creciente aluvión de críticas de quienes le apuntaban directamente como principal responsable de la lentitud en la respuesta del Gobierno al desastre y también como persona incompetente y sin experiencia para la labor que se le había asignado.
Tras este relevo hubo muchos sectores que consideraron que la decisión no era suficiente, ya que parecía claro que Brown no estaba capacitado como para dirigir esta importante agencia, que tiene como principal misión dar respuestas rápidas a desastres.
Las críticas a Brown, procedentes mayoritariamente de la oposición demócrata, se vieron reforzadas con las informaciones publicadas por la prensa, que denunciaban que Brown tenía un currículum muy discutible y que había sido inflado con cargos que nunca ejerció.
Brown se convirtió así en la primera víctima dentro de la administración del Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ampliamente criticada por la respuesta lenta e insuficiente que las autoridades, tanto federales como locales, dieron a la devastación de "Katrina".