KABUL.- Cuatro años después de la caída de los talibanes, los afganos votan este domingo para elegir su parlamento, por primera vez desde 1969, en elecciones que se pretenden democráticas pero que, ante todo, deberían consagrar el poder de las facciones muyahidines y de los jefes de tribus.
Cerca de 12,5 millones de afganos de más de 18 años son esperados en unas 26.000 oficinas receptoras de sufragios diseminadas en 34 provincias afganas.
Para estos comicios, el Presidente Hamid Karzai, elegido en octubre de 2004 con el apoyo de Estados Unidos, favoreció un sistema electoral sin partidos políticos, que significó un gran aflujo de candidaturas.
Unos 5.800 candidatos de todas tendencias se presentan a estas elecciones que deben designar una Asamblea Nacional (Wolesi Jirga, de 249 escaños) y 34 consejos provinciales (uno por provincia y 420 escaños en total), encargados por estos últimos de nombrar una parte de la Meshrano Jirga (Senado).
La Wolesi Jirga dispondrá de poderes importantes, en particular el de proponer y votar sus propias leyes y de rechazar las presentadas por el gono.
Una de las principales novedades de las elecciones, financiadas con unos 159 millones de dólares por la comunidad internacional, es la participación de las mujeres, que tienen asegurado un 25% de las curules de la Wolesi Jirga y 30% de los consejos provinciales. También permitirá por primera vez la elección de diez representantes de los nómadas Kutchis (532.000 inscritos).
El escrutinio de los votos y los resultados provisionales se esperan para el 10 de octubre, después del examen de eventuales quejas.
Se trata de las primeras elecciones parlamentarias generales en el país desde las elecciones de 1969, bajo la monarquía constitucional (1964-1973).
