MUZAFARABAD, Pakistán.- El cese de las intensas lluvias permitió el lunes que los helicópteros reanudaran los vuelos con ayuda en la zona devastada por el terremoto en Pakistán, pero nuevos deslizamientos de lodo obstruyeron las acciones para llevar asistencia por carretera, y las autoridades estimaron que el número de muertos podría rebasar los 54.000.
Ocho equipos internacionales de asistencia médica despegaron desde Muzafarabad hacia varias aldeas periféricas, mientras se agravaban los temores por millones de sobrevivientes que carecen de atención y refugio en las montañas aisladas de Cachemira.
Un diplomático estadounidense estimó que aproximadamente un tercio de las zonas pobladas no ha recibido ayuda.
"Hay pacientes graves con heridas infectadas y gangrena", dijo Sebastian Nouak, del Comité Internacional de la Cruz Roja, después de que un equipo de sus médicos aterrizó en Chekar, unos 60 kilómetros al oriente de Muzafarabad, la capital de la parte de Cachemira controlada por Pakistán.
Nouak añadió que unas 200 personas en la población no habían recibido ayuda médica desde el 8 de octubre, cuando sobrevino el terremoto de magnitud 7,6. El aterrizaje de helicópteros ahí resultaba peligroso, porque los aldeanos desesperados invadían las pistas improvisadas.
En la población de Bagh, los cadáveres de seis soldados, fallecidos el sábado cuando cayó el helicóptero MI-17 en que viajaban, fueron colocados en austeros ataúdes de madera, para su traslado a Islamabad.
Los cadáveres fueron localizados el domingo, pero no pudieron ser transportados de inmediato, por las lluvias.
Dos réplicas intensas estremecieron la región la madrugada del lunes, incluida una con una magnitud de 4,5. Sin embargo, no surgieron reportes inmediatos de daños.
Han ocurrido cientos de réplicas, y los expertos señalan que éstas podrían continuar por meses.