WASHINGTON.- Estados Unidos probablemente llegue esta semana al macabro hito de 1.000 ejecuciones de convictos desde 1976, aunque la pena capital está disminuyendo en ese país ya que cada vez menos jueces optan por sentenciar a muerte a los condenados.
John Hicks, un negro de 49 años convicto por haber matado, bajo los efectos de la droga, a su madrastra y su nuera, recibió la inyección letal el martes en la prisión de Lucasville, Ohio (norte), convirtiéndose en el preso número 999 ejecutado desde que la Corte Suprema reinstauró la pena capital hace 29 años.
Robin Lovitt, un asesino convicto en la cárcel de Jarrett, Virginia (sureste), iba a convertirse el miércoles en el preso número 1.000 en ser ejecutado, pero a última hora del martes su pena fue conmutada a cadena perpetua por el gobernador de ese Estado.
Sin embargo, por lo menos otras dos ejecuciones están previstas para el viernes, en Carolina del Norte y del Sur (sudeste).
"La ejecución número 1.000 es un evento significativo en el experimento de una nación con la pena capital durante 30 años, pero no revela que se esté expandiendo o promoviendo la pena capital", dijo el director del Centro de Información de la Pena de Muerte (DPIC, por su sigla en inglés), con sede en Washington, Richard Dieter.
"Por el contrario, hay mucha evidencia de que el país está dejando atrás la pena de muerte", agregó Dieter.
Las estadísticas muestran una disminución de 50% en el número de sentencias de muerte desde fines de la década de 1990, y una caída de 40% en las ejecuciones desde su pico de 98 en 1999. Hubo 59 ejecuciones en 2004.
Además, el número de presos en el corredor de la muerte --el ala de las prisiones donde están los prisioneros que serán ejecutados-- ha disminuido cada año desde 2001.
El mes pasado, una encuesta de Gallup indicó que 64% de estadounidenses está a favor de la pena capital, un porcentaje bastante menor al 80% que la respaldaba en la década de 1990.
La pena de muerte ha estado en el candelero después de probarse la inocencia de algunos presos que iban a ser ejecutados, desenmascarando fallas en el sistema judicial. En los últimos 32 años fueron liberados 122 presos que estaban en el corredor de la muerte.
El ex gobernador de Illinois (norte), George Ryan, desató un encendido debate en enero de 2003 después de vaciar el pabellón de los condenados a muerte tras conocer varios casos de inocentes condenados a muerte.
"Más y más gente comprende que la pena de muerte comete errores, que afecta desproporcionadamente a los pobres y a la gente de color, que no impide el crimen, que es cara, arbitraria e inmoral", según 1000executions.org, un sitio en internet de Amnistía Internacional.
La Corte Suprema prohibió en 1986 la ejecución de los enfermos mentales y de los menores de 16 años al momento del crimen, y en 2005, la de personas con retraso mental.
Este año, agregó la interdicción de la pena capital para los que cometieron el crimen con menos de 18 años de edad.
La pena de muerte es actualmente legal en 38 estados de Estados Unidos, pero muchos rara vez la usan. La gran mayoría de las ejecuciones ocurre en los estados del sur.
Más de la mitad de las ejecuciones se ha producido en tres estados: Texas (355 ejecutados), Virginia (94) y Oklahoma (79).
El gobierno estadounidense también cuenta con la pena de muerte para casos federales, pero raramente la utiliza.
La ejecución reciente más detacada en Estados Unidos fue la de Timothy McVeigh, reponsable del atentado terrorista en Oklahoma City. McVeigh fue ejecutado en 200un edificio federal en 1995 que mató a 168 personas.
La primera persona ejecutada después de la reinstauración de la pena de muerte en 1976 fue Gary Gilmore, asesinado por un pelotón de fusilamiento en Utah en 1977 e inmortalizado en la novela del estadounidense Norman Mailer, "The Executioner’s Song" (La canción del verdugo).
