WASHINGTON.- El gobierno de EE.UU. ha expresado ya su disposición a colaborar con el nuevo Presidente haitiano, sea quien sea, sin mencionar el nombre del más que probable próximo titular del cargo, René Preval, cuyo perfil no parece gustar demasiado en Washington.
"Quienquiera que al final haya sido elegido, será alguien elegido por el pueblo haitiano en lo que ha sido un proceso electoral libre y justo", afirmó este viernes el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack.
A la espera que se conozcan los resultados definitivos de los comicios, añadió que Washington esperamos trabajar con el nuevo gobierno y con sus ministros, "independientemente de donde se sitúen en el espectro político".
Lo que más le interesa a Washington es que "gobierne de forma democrática", matizó el portavoz.
Esta última matización, la de que EE.UU. espera que las nuevas autoridades haitianas gobiernen de forma democrática, es la misma que en su día hicieron las autoridades estadounidenses tras el triunfo del líder campesino de clara ideología de izquierda, Evo Morales, en Bolivia.
En el caso de Haití, todos los pronósticos e incluso los primeros resultados oficiales indican que el claro triunfador de las elecciones presidenciales del martes será René Preval, cuya ideología tampoco coincide con la del gobierno estadounidense.
Era Aristide
René García Preval, un ingeniero agrónomo de 63 años, fue Primer Ministro y ministro de Interior y Defensa durante el gobierno del polémico Presidente de Haití en 1991, Jean-Bertrand Aristide, y Presidente de la República democráticamente elegido de 1996 al 2001.
Ahora se presentó como candidato del partido 'La Esperanza', de reciente creación.
Según los resultados electorales parciales Preval lleva una ventaja enorme sobre sus 34 rivales y podría incluso alcanzar la mayoría absoluta, evitando así la necesita de presentarse a una segunda vuelta.
De ser así, una de las primeras cosas sobre las que será cuestionado el nuevo Presidente será su relación con el ahora exiliado Aristide, ya que se le considera aliado suyo.
Y lo que más preocupa a Washington es la posibilidad de que Préval permita que el ex Presidente, exiliado en Sudáfrica, regrese a Haití.
Al ser preguntado sobre esta posibilidad, el portavoz del Departamento de Estado subrayó que Aristide no estaba entre los 35 candidatos que optaban a la presidencia.
"Está en Sudáfrica y esperaría que se quedara allí", dijo McCormack, antes de precisar que "el pueblo haitiano ha cerrado el capítulo de la historia más reciente de Haití".
El portavoz dejó bastante claro que a EE.UU. no le gusta la idea del retorno de Aristide, al afirmar que cree que el gobierno haitiano "debería mirar al futuro, no al pasado".
Las elecciones del martes fueron convocadas por el gobierno interino instaurado después de que una revuelta popular sacara, en febrero del 2004, del poder y del país a Aristide, con el beneplácito de EE.UU. y Francia.
Los más estrechos colaboradores de Preval aseguran que hace tiempo se distanció política y personalmente de forma irreconciliable con Aristide.
Cuando el ex Presidente se vio obligado a abandonar el país, le dejó su fastuosa residencia a Preval, quien decidió regalarla al Estado para que la utilizara el primer ministro interino, Gerard Latortue.
El más que probable el futuro Presidente de Haití fue miembro del movimiento izquierdista Honor y Respeto por la Constitución, y militó en Lavalas, coalición que llevó a Aristide a la victoria en las elecciones presidenciales de diciembre de 1990.
El 7 de febrero de 1996 recibió el poder de Aristide, quien por imperativo constitucional no podía renovar mandato, por lo que algunos observadores internacionales vieron en Preval "un hombre de paja" del Presidente saliente.
En la recta final de su mandato se celebraron elecciones denunciadas como fraudulentas por la oposición -que no concurrió a la segunda vuelta- y la comunidad internacional, y que dieron la mayoría casi absoluta a "la Familia Lavalas" y a Aristide, a quien Préval entregó el poder el 7 de febrero del 2001.