RIO DE JANEIRO (AP) — En medio de fuegos artificiales, el grupo de samba Salgueiro dio inicio el domingo al desfile de carnaval de este año para eliminar todo vestigio de rock que quedara en el ambiente después del concierto de los Rolling Stones.
El desfile anual de samba de Río —el centro de los cinco días de celebraciones— comenzó después de dos noches de fiestas en las calles de la ciudad.
Salgueiro trajo a 3.800 bailarines al Sambódromo para el deleite de la multitud de unas 70.000 personas con un tema llamado ’’Microcosmo: Lo que el ojo no ve, el corazón no siente’’.
Sobraron los ojos que vieron a la carrozas gigantescas llenas de bailarinas vestidas con muy poca tela y seguidas por las legiones de bailarines en trajes tan detallados y opulentos como las carrozas.
Los corazones también tuvieron mucho que sentir: 300 tambores sonaron sin compasión durante toda la presentación.
’’Es una locura. Hay tanto color, baile y música’’ dijo Des Ryan, un cantero de 48 años de Irlanda que disfrutaba de sus primeros carnavales en Río.
Durante dos noches, cada uno de los 14 principales grupos de samba de Río gastarán unos dos millones de dólares en sus presentaciones de 80 minutos, en las que tratarán de ser declarados los ganadores de este año.
La escuela de samba Beija Flor (colibrí), va en busca del título de campeona del carnaval por cuarto año consecutivo. Será la última en desfilar la primera noche poco antes del amanecer el lunes.
’’Tenemos los efectos especiales. Tenemos todo el lujo. Nuestro desfile cada vez es más espectacular —es la combinación perfecta para ganar’’, dijo Fran Sergio, miembro del comité responsable del diseño de la presentación de Beija Flor.
Mientras los 185 millones de brasileños celebran el carnaval de diferentes maneras, el desfile de samba es transmitido en vivo en todo el país y las escuelas provocan una euforia generalmente sólo vista en juegos de fútbol.
Los grupos informales de samba también atraen a las multitudes y afectan el tráfico.
’’Fue increíble la forma en que las bandas comienzan a tocar y todos se unen a ellas’’, dijo Ralph Poetsch, un empresario de 48 años de la Florida.
Las celebraciones de carnaval ponen fin a una semana en que los brasileños disfrutaron de varios conciertos televisados a nivel nacional, primero por los Rolling Stones y después por U2, que tocó en el estadio Morumbi de Sao Paulo durante dos noches.
Pero para algunos tradicionalistas, los conciertos llegaron en mal momento.
’’Estoy completamente en contra de eso, no tiene nada que ver con la samba’’, dijo Max Lópes, que estuvo a cargo de organizar el desfile del grupo Mangueira. ’’Tienen canciones buenas y todo eso, pero no es la temporada adecuada’’.
