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Reina Isabel II cumple 80 años

La soberana británica celebrará ese 21 de abril ocho décadas, de las cuales ha estado 54 años a la cabeza del reino británico.

18 de Abril de 2006 | 08:12 | DPA

LONDRES.- Cuando por la temprana muerte de su padre Jorge VI se convirtió en reina de la noche a la mañana a los 25 años, Isabel II tuvo en claro que había asumido una tarea de por vida.

"Estaba sentada erguida junto a su escritorio y aceptó su destino inmediatamente. Sus sentimientos quedaron ocultos", relató un cortesano que acompañó a la princesa en febrero de 1952 a un safari por Kenia, entonces colononia británica.

Cuando la reina celebre sus 80 años este 21 de abril, llevará 54 años en el trono. Eso supone dos tercios de su vida. Y no hay ninguna jubilación a la vista.

El cambio en la vida de Elizabeth Alexandra Mary Windsor se había anunciado muchos años antes. La abdicación de su tío Eduardo VIII por amor a la divorciada estadounidense Wallis Simpson en 1936 tuvo como consecuencia que sus padres, el rey Jorge VI y Elizabeth, la "reina madre" fallecida en 2002, se convirtieran en reyes en 1937.

"Si nuestro padre se convierte en rey, ¿tú te convertirás en reina?", preguntó alguna vez la princesa Margarita a su hermana, cuatro años mayor. "Creo que sí", respondió Isabel. "Pobre", comentó, al parecer, Margarita. "Isabel era seria y responsable, Margarita extrovertida y pícara", señala una biografía de la soberana.

Pero Isabel no quedó tan marcada por la muerte de su adorado padre como por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los recuerdos de los bombardeos alemanes de los que la familia real huyó muchas veces a los sótanos del castillo de Windsor permanecen fijos en su memoria.

Luego vinieron tiempos más felices. Isabel y el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, del que la princesa al parecer se enamoró ya a los 13 años, se casaron en noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster.

Sus historia como reina

Durante su reinado, la reina conoció a diez primeros ministros, desde Churchill a Blair. A pesar de que durante sus audiencias semanales con los jefes de gobierno se suele limitar a escuchar, de acuerdo a su papel definido como "políticamente neutral", la reina tiene sus preferencias y rechazos personales.

Churchill fue y será para ella una figura paterna. Con Margaret Thatcher tuvo "conflictos de personalidad". Y con Blair, su "premier más joven", la relación por lo visto es extraordinariamente armónica.

En los mil años de historia de la monarquía británica, la reina Isabel ocupa el cuarto lugar en la cantidad de "años de servicio". Sólo la reina Victoria, que estuvo 64 años en el trono, Jorge III y Enrique III estuvieron más tiempo en el trono que ella.

La reina fue también testigo de acontecimientos históricos tan trascendentes como la decadencia del imperio británico, la creación de la Unión Europea, la caída del Muro de Berlín y la del comunismo en todo el este de Europa.

Ese papel, unido a una inquebrantable confianza en la tradición, la disciplina y las obligaciones, así como una fuerte fe, una moral, una postura imperturbable y un gran sentido del humor ayudaron a la reina, según los expertos, a superar también las profundas crisis en su vida personal.

Escándalos y crisis

Empezando por la caída intencionada de la princesa Diana embarazada en el castillo de Sandringham en enero de 1982, hasta el divorcio de los matrimonios de tres de sus hijos a mediados de los años 90, las crisis y los escándalos no dejaron de sucederse. El año 1992, que marcó el clímax de la serie de crisis, fue declarado por la reina "annus horribilis".

Sólo una vez, en la muerte por accidente de Diana en agosto de 1997, la reina misma fue blanco de críticas. En aquel entonces, el 72 por ciento de la población consideró que no mostró suficiente sentimiento teniendo en cuenta el gran duelo que vivían sus súbditos. Rápidamente -y con ayuda de Blair- colocó la bandera a media asta y ordenó un sepelio de Estado para su complicada nuera.

Sólo se vieron lágrimas en su rostro en público cinco años después, tras la muerte de su madre en marzo de 2002. Un mes antes había muerto la princesa Margarita. El mismo año cumplió 50 años en el trono y millones de británicos lo celebraron en las calles.

"Lo tranquilizador de la reina es que aparentemente nada la transforma", dijo el especialista Alexander Chancellor estos días. La "dignidad inabordable" con que la reina desempeña su papel transmite la impresión de estabilidad pero al mismo tiempo también de que "nadie sabe lo que realmente piensa". Y ese es quizá el secreto de su éxito.

Que esa estabilidad terminará algún día lo saben no sólo el 30 por ciento de los británicos que desean una república. Carlos mismo ya dejó entrever que cuando se convierta en rey también quiere intervenir en la política.

Si la reina abdica alguna vez -con gran probabilidad sólo por enfermedad- o muere, Gran Bretaña deberá enfrentarse "a la crisis constitucional que tiene pendiente", dijo Chancellor, y añadió: "Larga vida a la reina".
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