NUEVA YORK.- Los neoyorquinos se deleitan esta semana con la presencia de "Freedom of the Seas", el crucero más grande del mundo, una lujosa ciudad flotante, con tiendas, restaurantes, salones de belleza y pistas de deportes.
La embarcación, de la compañía Royale Caribbean, atracó en el muelle de Nueva York procedente de Southampton (Gran Bretaña), y se ha convertido en objeto de admiración de los habitantes de la ciudad de los rascacielos, que no habían visto un barco de tales dimensiones desde la visita hace casi dos años del "Queen Mary 2".
De 72 metros de altura y una eslora de 339 metros de largo, una dimensión mayor que la estatura del Empire State Building, el "Freedom of the Seas" alberga 15 cubiertas para los 4.375 pasajeros que puede hospedar.
Hasta que zarpe el próximo 18 de mayo para dirigirse a Boston, su próximo destino, el crucero permanecerá en el puerto de Nueva York, concretamente en Bayonne.
Fabricado por la empresa noruega Aker Yards ASA con un coste de 870 millones de dólares, su peso bruto es de 160.000 toneladas de desplazamiento.
El "Freedom of the Seas" arrebató el título de grandiosidad al "Queen Mary 2" -cuya capacidad es de 3.000 personas y, su registro bruto, de 151.000 toneladas de desplazamiento-, y empequeñeció al emblemático "Titanic", que pesaba 46.329 toneladas y que se hundió en las aguas del Atlántico.
Los precios, sin embargo, son un poco más módicos que en el "Queen Mary 2", donde un camarote para un crucero de doce días supone desembolsar entre 3.400 y 36.000 dólares por persona.
En cambio, un viaje de siete días en el "Freedom of the Seas" puede costar desde 1.900 dólares para una pareja en un camarote interior en temporada baja, hasta 2.500 dólares por la misma cabina con balcón en temporada alta.
En el enorme comedor, que cuenta con tres niveles, pueden sentarse 2.140 pasajeros, mientras que en las cubiertas se puede disfrutar de una piscina de olas, una pista de patinaje sobre hielo y paredes para practicar la escalada.
Para aquellos para los que mantenerse en forma es una obligación, el barco alberga un gimnasio de 2.900 metros cuadrados, con todo tipo de máquinas y servicios, además de un ring de boxeo.
Con una tripulación de 1.400 personas, el nuevo gigante de los mares ofrece otros servicios de lujo como tratamientos estéticos, masajes, blanqueo de dientes, además de contar con un casino, un teatro y decenas de tiendas.
El amarre del "Freedom of the Seas" coincide con el lanzamiento a nivel mundial de la película "Poseidon", un remake del clásico de 1972, que narra la historia de supervivencia de un pequeño grupo de pasajeros de un gran trasatlántico volcado por un tsunami.
Los estudios Warner, productores de la cinta, confían en tener el éxito en sus manos, a la vista del que tuvo "Titanic", que triunfó pese a los malos pronósticos con los que se estrenó en 1997.
La compañía Royale Caribbean no cree en los malos augurios y no se muestra preocupada por la coincidencia, ante el inmenso auge que ha experimentado en los últimos años la industria de los cruceros.
La Asociación Internacional de Líneas de Cruceros prevé este año que más de diez millones de estadounidenses se embarquen en un crucero, lo que representa un exorbitante crecimiento de un 47 por ciento respeto a hace cinco años.
Gran parte de la fascinación que despiertan los cruceros se debe precisamente a la nueva ola de embarcaciones gigantescas que se están fabricando y poniendo a flote, de las que el "Freedom of the Seas" es el mejor ejemplo.
