YAKARTA.- El volcán Merapi, en alerta máxima desde hace un mes, registra hoy un aumento dramático de su actividad, lo que hace temer una nueva catástrofe en esta región devastada hace 12 días por un terremoto que causó 6.000 muertos.
El Merapi retumbó con enorme fuerza a las 09.05 de la mañana (02.05 GMT) para arrojar segundos después contra el cielo azul una gran nube ardiente compuesta de ceniza, gases tóxicos y piedras incandescentes.
La nube ardiente, la mayor de los últimos meses, se abalanzó a gran velocidad sobre la ladera sur de la montaña arrasando todo lo que encontró a su paso a más de cinco kilómetros de distancia del cráter.
La repentina emisión de gases y cenizas ocultó por completo la luz del sol y sumió en la oscuridad los pueblos más cercanos a la cumbre, a tan sólo siete kilómetros de la misma, según mostraron imágenes difundidas por la emisora local "Metro TV".
La lluvia de cenizas alcanzó el templo hindú de Borobudur, a 30 kilómetros del volcán, y sus milenarias estatuas quedaron cubiertas de una fina capa blanca, mientras que los turistas intentaban protegerse con paraguas.
Aunque ningún lugar habitado fue alcanzado por la nube ardiente, el pánico entre la población fue una constantes durante toda la mañana.
Miles de personas corrieron a los puntos de evacuación para ser trasladados hasta las faldas del volcán en camiones y furgonetas movilizadas por las autoridades locales.
Otros descendieron a toda prisa en sus propios coches, motocicletas e incluso a pie.
Historia negra
Muchos de los habitantes de las laderas de este peligroso volcán, el más activo de Indonesia, todavía recuerdan la inesperada erupción de 1994, cuando más de cincuenta personas fueron abrasadas vivas por una nube ardiente.
Estas nubes tóxicas son conocidas localmente como "wedhus gembel" (ovejas peludas), por su peculiar forma de bola de lana grisácea.
Pueden alcanzar temperaturas superiores a los 600 grados centígrados y superar los 100 kilómetros por hora al ser expulsadas montaña abajo.
El gobierno de Magelang anunció que más de 15.000 personas de las aldeas más altas han sido evacuadas desde el pasado domingo.
Sin embargo, el director de los equipos de búsqueda y rescate de Kaliurang, Budiman, dijo a media mañana al rotativo local "Kompas" que el peligro inminente había pasado y que es seguro regresar a las casas.
"La situación ya es segura, pero la población tiene más miedo del habitual por el terremoto. Algunos contaban con refugiarse en casa de familiares en Yogyakarta y ahora no van a poder hacerlo", añadió Budiman.
Guardián desafiante
La mayoría de los evacuados prefiere esperar lejos del volcán, pero otros tan sólo pasan la noche en los campamentos y regresan durante el día para cuidar el ganado y realizar ofrendas a los espíritus de esta montaña, considerada sagrada por las tradiciones locales.
Las ofrendas están dirigidas por Mbah Marijan, el guardián del Merapi, quien ha desafiado hasta ahora los avisos gubernamentales de evacuación.
Además de la fuerte explosión registrada hoy, el Observatorio Vulcanológico del Merapi (OVM) contabilizó otras 23 nubes que fueron arrojadas por el Merapi en las laderas sur y sureste, así como una decena de ríos de lava.
"La actividad del Merapi sigue una línea ascendente y permanece el riesgo de una erupción mayor", declaró a EFE por teléfono Triyani, funcionaria del OVM.
Pero Triyani matizó que "las emisiones de gases de hoy no han sido excepcionales, han provocado más pánico porque el día era muy claro y ha podido verse a gran distancia".
La última gran emisión de gases se registró el pasado 15 de mayo y coincidió con la luna llena, por lo que los vulcanólogos alertan de una hipotética reactivación del volcán en el siguiente plenilunio, de aquí a cuatro días.