BEIRUT.- Líbano volvía a mostrar hoy escenas de guerra tras la ofensiva de su vecino Israel, con una central eléctrica y depósitos en llamas, el aeropuerto envuelto por el humo negro, puentes destruidos y enormes cráteres en las avenidas.
"La guerra vuelve al Líbano", indicó el diario en inglés The Star.
"La guerra de Israel contra el Líbano entra en su segunda jornada: 50 mártires", agregó el diario pro sirio en árabe As Safir.
Las páginas de los diarios de Beirut estaban llenas de fotos de cadáveres y nombres de familias enteras suprimidas por la ofensiva aérea que dejó más de 60 muertos.
El ataque israelí es una respuesta a la ofensiva del grupo chiita radical Hezbollá establecido en el sur del Líbano, que mató a ocho militares del Estado hebreo y secuestró a dos, tras una incursión en Israel.
La ofensiva de Israel apuntó, entre otros blancos, a los barrios de fuerte densidad chiita, en las afueras de Beirut, bastión de Hezbollá.
Algunos edificios aparecían devastados, los vidrios rotos y escombros salpicaban las calles, mientras las excavadoras intentaban despejar las rutas.
Las familias, con señales evidentes de cansancio, trataban de devolver una apariencia de normalidad a sus barrios.
Un grupo ds furiosos se encontró frente a las ruinas del principal puente, que conduce al aeropuerto internacional de Beirut, también dañado por los bombardeos. "íHezbollá, resistencia, muerte a Israel!", gritaban.
La fachada de un edificio comercial cercano estaba rota y la mayor parte de los vidrios de una clínica privada también, pero un largo retrato del fallecido ayatolá iraní Ruhollah Jomeini seguía colgado.
Más destrucción
Al menos 50 civiles fueron heridos durante la ofensiva nocturna que apuntó al cuartel general de Hezbollá, pero los periodistas y curiosos fueron mantenidos a distancia de los edificios en este barrio chiita.
Mientras los bomberos intentaban apagar un gigantesco incendio en los depósitos del aeropuerto de Beirut, los aviones israelíes lanzaron nuevas bombas contra sus pistas ya dañadas por un ataque precedente.
En los barrios del sur, los curiosos se aglutinaban frente a un gran cráter en el barrio de Ghbeiri. Mientras unos tomaban fotos, otros empezaban a intentar limpiar los escombros.
En un inmueble adyacente, una foto del jefe del Hezbollá, Hassan Nasrallah, se destacaba sobre las de los "mártires" muertos en su "combate contra el enemigo sionista", tal como los califica la radio de Hezbollá Nur, que difunde durante todo el día música revolucionaria y comunicados victoriosos.
"No estoy seguro de que Hezbollá haya tenido un motivo para provocar una escalada de la situación, pero es inadmisible que Israel" responda de esa manera, dijo un hombre en la calle que no quiso dar su nombre.
Otro hombre, Mohammed Haidar, contó a la AFP que su familia de cinco miembros dio refugio a 15 vecinos.
"Los niños gritaban y lloraban mientras escuchaban las incursiones y mirábamos los ataques en directo por televisión", dijo.
Hussein Ali, padre de tres niñas, tuvo una idea mejor: "llevé en automóvil a mi familia a Hadath", un barrio cercano de mayoría cristiana. "Pensamos que no sería atacado por los israelíes y estacioné mi coche en la calle, esperando el fin de los bombardeos".