JERUSALEN.- Israel decidió no ampliar los alcances de su batalla contra las guerrillas del Hezbollá en el sur de Líbano, al menos por el momento, pero el Gabinete autorizó que se convocara a hasta 30.000 reservistas en caso de que los combates se intensifiquen.
El jueves, el ministro de Salud de Líbano estimó que unos 600 civiles han muerto hasta ahora dentro de la ofensiva iniciada hace 16 días, aunque la cifra oficial se mantuvo en 382.
Los aviones israelíes atacaron 130 blancos en Líbano el jueves y la madrugada del viernes, entre ellos una base de Hezbollá en el valle del Bekaa, donde cohetes de largo alcance estaban almacenados, dijeron las fuerzas de defensa. Otros blancos incluyen 57 estructuras de Hezbollá, seis instalaciones de lanzamiento de misiles y seis centros de comunicaciones.
Irán y Siria, aliados de Hezbollá, supuestamente se reúnen en Damasco para tratar la crisis, mientras la secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice expresaba estar lista para regresar a la región y trabajar en favor de un acuerdo de paz duradero.
El diario israelí Haaretz expresó en su primera plana del viernes que Rice viajaría la noche del sábado a Israel y se reuniría con el primer ministro Ehud Olmert el domingo. El gobierno israelí no hizo comentarios sobre su viaje.
El Presidente norteamericano George W. Bush expresó que apoyaría la ofensiva en tanto sea necesaria para dañar gravemente a Hezbollá. Asimismo, condenó a Irán por apoyar al grupo.
Los acontecimientos indican que Israel y Estados Unidos se preparan para una batalla más larga de lo esperado inicialmente, una que podría tornarse más cruenta si los israelíes deciden que sus bombardeos e invasiones a pequeña escala en Líbano no funciona, y envía a miles de soldados más.
Sin que las cosas parezcan solucionarse pronto, la red terrorista al-Qaida expresó el jueves, por primera vez desde el inicio de la ofensiva, que realizaría ataques "en todas partes", hasta la victoria del Islam.
