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Ejército de EEUU reconoce fracaso y revisa planes de seguridad en Irak

Se están llevando a cabo "intensas discusiones" sobre la forma de modificar el plan de seguridad de la capital iraquí, indicó el general William Caldwell, portavoz de la Fuerza Multinacional en el país dirigida por Estados Unidos.

20 de Octubre de 2006 | 06:02 | AFP

BAGDAD.- Las fuerzas armadas estadounidenses admitieron su  fracaso en poner fin a la ola de violencia que afecta a Irak y tienen  intenciones de revisar sus planes de seguridad, sobre todo en Bagdad, donde el  mes de ayuno musulmán de Ramadán fue particularmente mortífero.


Nuevos actos de violencia dejaron el jueves más de 60 muertos en Bagdad y  en el norte del país, en su mayoría civiles. 


"Durante las primeras tres semanas del mes de Ramadán, los ataques en Irak  aumentaron más de 20%, y la violencia tuvo cada vez más como blanco a las  fuerzas de seguridad", indicó el jueves el general William Caldwell, portavoz  de la Fuerza Multinacional en Irak dirigida por Estados Unidos.


"Evidentemente estamos muy preocupados por lo que pasa en Bagdad", donde  los ataques aumentaron 22% en relación con las tres semanas anteriores al mes  de Ramadán, que comenzó el 23 de septiembre, agregó. 


Se están llevando a cabo "intensas discusiones" sobre la forma de modificar  el plan de seguridad de la capital iraquí, precisó el general Caldwell.


En el marco de este plan, bautizado "Avancemos juntos" y lanzado en junio  por el Primer Ministro iraquí, Nuri al Maliki, unos 30.000 soldados  estadounidenses e iraquíes fueron desplegados en Bagdad.


"No es una coincidencia si el incremento de los ataques contra las fuerzas  de la coalición y el aumento de la cantidad de víctimas estadounidenses  coincide con nuestra creciente presencia en las calles de Bagdad y con la  campaña electoral para las elecciones de medio mandato estadounidenses" del 7  de noviembre, afirmó el general Caldwell.


Desde inicios de octubre, 74 militares estadounidenses murieron en Irak, un  mes que se anuncia como uno de los más mortíferos para las fuerzas armadas de  Estados Unidos desde que invadieron el país en 2003.


Al mismo tiempo, durante las tres primeras semanas de octubre y pese al  desplegue masivo estadounidense, decenas de iraquíes murieron todos los días en  su país, sobre todo en Bagdad, víctimas de la violencia entre chiitas y sunitas  o de los ataques de la guerrilla integrada por militantes extremistas sunitas.


"El enemigo sabe que el hecho de matar a inocentes y a estadounidenses  llegará a las portadas de los periódicos y provocará un sentimiento de  frustración", agregó. "Los elementos extremistas comprenden el poder de los  medios de comunicación y hacen más esfuerzos para tener como blanco a las  fuerzas de la coalición", estimó.


Según Caldwell, la violencia aumentó en varias de las zonas donde se  desplegaron esfuerzos de estabilización. 


"En las zonas donde realizamos operaciones aumentó la violencia  confesional" entre sunitas y chiitas, agregó, atribuyendo los crecientes  ataques a extremistas que buscan recuperar el control de dichas áreas. 


El Presidente George W. Bush descartó el jueves en un acto electoral que  las tropas estadounidenses en Irak, integradas por 140.000 hombres, se retiren  del país, un día después de haber admitido por primera vez una posible analogía  con la guerra de Vietnam. 


"No retiraremos nuestras tropas de Irak antes de haber vencido a los  terroristas. No dejaremos que los extremistas alcancen sus objetivos en ese  frente esencial de la guerra contra el terrorismo (...) Vamos a vencer en  Irak", pronosticó.


Desde marzo de 2003, 2.780 militares estadounidenses han muerto en Irak,  según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales del Pentágono.


Estas muertes aumentan la presión sobre Bush para que cambie el rumbo en  Irak, sobre todo en la mayoría republicana, que teme que Irak le haga perder  las legislativas del 7 de noviembre.


El ex secretario de Estado norteamericano James Baker, que preside una  comisión especial sobre Irak, se apresta a proponer grandes cambios en la  estrategia estadounidense en el país.


Dos opciones están siendo consideradas: una retirada de las tropas  estadounidenses por etapas, y la participación de Irán y Siria en un esfuerzo  común para frenar la violencia.


Por otro lado, los enfrentamientos entre la policía iraquí y los militantes  del Ejército del Mehdi, dirigido por el radical chiita Moqtada Sadr,  continuaban en Al Amara, en el sur de Irak, con un saldo de cuatro muertos.