BAGDAD.- Las fuerzas armadas estadounidenses admitieron su fracaso en poner fin a la ola de violencia que afecta a Irak y tienen intenciones de revisar sus planes de seguridad, sobre todo en Bagdad, donde el mes de ayuno musulmán de Ramadán fue particularmente mortífero.
Nuevos actos de violencia dejaron el jueves más de 60 muertos en Bagdad y en el norte del país, en su mayoría civiles.
"Durante las primeras tres semanas del mes de Ramadán, los ataques en Irak aumentaron más de 20%, y la violencia tuvo cada vez más como blanco a las fuerzas de seguridad", indicó el jueves el general William Caldwell, portavoz de la Fuerza Multinacional en Irak dirigida por Estados Unidos.
"Evidentemente estamos muy preocupados por lo que pasa en Bagdad", donde los ataques aumentaron 22% en relación con las tres semanas anteriores al mes de Ramadán, que comenzó el 23 de septiembre, agregó.
Se están llevando a cabo "intensas discusiones" sobre la forma de modificar el plan de seguridad de la capital iraquí, precisó el general Caldwell.
En el marco de este plan, bautizado "Avancemos juntos" y lanzado en junio por el Primer Ministro iraquí, Nuri al Maliki, unos 30.000 soldados estadounidenses e iraquíes fueron desplegados en Bagdad.
"No es una coincidencia si el incremento de los ataques contra las fuerzas de la coalición y el aumento de la cantidad de víctimas estadounidenses coincide con nuestra creciente presencia en las calles de Bagdad y con la campaña electoral para las elecciones de medio mandato estadounidenses" del 7 de noviembre, afirmó el general Caldwell.
Desde inicios de octubre, 74 militares estadounidenses murieron en Irak, un mes que se anuncia como uno de los más mortíferos para las fuerzas armadas de Estados Unidos desde que invadieron el país en 2003.
Al mismo tiempo, durante las tres primeras semanas de octubre y pese al desplegue masivo estadounidense, decenas de iraquíes murieron todos los días en su país, sobre todo en Bagdad, víctimas de la violencia entre chiitas y sunitas o de los ataques de la guerrilla integrada por militantes extremistas sunitas.
"El enemigo sabe que el hecho de matar a inocentes y a estadounidenses llegará a las portadas de los periódicos y provocará un sentimiento de frustración", agregó. "Los elementos extremistas comprenden el poder de los medios de comunicación y hacen más esfuerzos para tener como blanco a las fuerzas de la coalición", estimó.
Según Caldwell, la violencia aumentó en varias de las zonas donde se desplegaron esfuerzos de estabilización.
"En las zonas donde realizamos operaciones aumentó la violencia confesional" entre sunitas y chiitas, agregó, atribuyendo los crecientes ataques a extremistas que buscan recuperar el control de dichas áreas.
El Presidente George W. Bush descartó el jueves en un acto electoral que las tropas estadounidenses en Irak, integradas por 140.000 hombres, se retiren del país, un día después de haber admitido por primera vez una posible analogía con la guerra de Vietnam.
"No retiraremos nuestras tropas de Irak antes de haber vencido a los terroristas. No dejaremos que los extremistas alcancen sus objetivos en ese frente esencial de la guerra contra el terrorismo (...) Vamos a vencer en Irak", pronosticó.
Desde marzo de 2003, 2.780 militares estadounidenses han muerto en Irak, según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales del Pentágono.
Estas muertes aumentan la presión sobre Bush para que cambie el rumbo en Irak, sobre todo en la mayoría republicana, que teme que Irak le haga perder las legislativas del 7 de noviembre.
El ex secretario de Estado norteamericano James Baker, que preside una comisión especial sobre Irak, se apresta a proponer grandes cambios en la estrategia estadounidense en el país.
Dos opciones están siendo consideradas: una retirada de las tropas estadounidenses por etapas, y la participación de Irán y Siria en un esfuerzo común para frenar la violencia.
Por otro lado, los enfrentamientos entre la policía iraquí y los militantes del Ejército del Mehdi, dirigido por el radical chiita Moqtada Sadr, continuaban en Al Amara, en el sur de Irak, con un saldo de cuatro muertos.