BEIRUT.- El ejército libanés se encontraba desplegado masivamente en Beirut el lunes en la mañana, sobre todo en el barrio de Kaskas, un día después de los enfrentamientos entre partidarios de la oposición y del gobierno que causaron un muerto y 12 heridos, según el balance de un hospital.
Unos treinta vehículos blindados controlaban el acceso al barrio de Kaskas, situado en el límite sur de Beirut a tres kilómetros del centro, donde seguían acampando por cuarto día consecutivo los partidarios de la oposición dirigidos por el Hezbolá chiita.
En frente, a 150 metros, se encuentra la sede del gobierno en la que el primer ministro Fuad Siniora y varios ministros permanecen día y noche.
Según la policía, los enfrentamientos fueron provocados por un ataque a pedradas contra un convoy del Hezbolá que volvía de un mitin organizado por la oposición en el centro de la ciudad.
La televisión Al-Mostaqbal, órgano de la Corriente del futuro, el partido del jefe de la mayoría parlamentaria, Saad Hariri, indicó que el ejército detuvo a tres "provocadores" sirios cuando lanzaban piedras contra el convoy del Hezbolá desde un puente sobre una carretera interior que lleva al aeropuerto.
Se escucharon varios disparos y un joven libanés de 20 años, Alí Ahmed Mahmud, que volvía de una manifestación en el centro de la ciudad, resultó muerto. Se trata de la primera víctima desde el comienzo del movimiento de protesta el viernes.
Hezbolá no reaccionó y Saad Hariri lanzó por la televisión a sus partidarios un llamado a la moderación y a la calma, pidiéndoles que "no respondan a las provocaciones" y a colaborar con el ejército.
En el centro de la ciudad, el movimiento de protesta se hizo más importante y el número de tiendas levantadas por el Hezbolá y sus aliados casi se triplicó, pasando de un centenar a casi trescientas en unas 48 horas.
Unas 100.000 personas se unieron el domingo a los que acampan para protestar contra el gobierno.Los manifestantes controlan un solo acceso a la colina del Grand Serail, sede del gobierno donde están el jefe del gobierno, Fuad Siniora y un cierto número de sus ministros.
Los otros accesos están controlados por el ejército, permitiendo una libre actividad en la sede de gobierno, escenario de una intensa actividad diplomática con las visitas en las últimas horas de los jefes de la diplomacia británica y alemana y del secretario general de la Liga Árabe.