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Patriarca latino dice en Belén que los "muros deben caer"

Miles de cristianos y musulmanes participan de la tradicional celebración en la Basílica de la Natividad, donde recibieron al Patriarca latino, Michel Sabah, en la Plaza del Pesebre.

24 de Diciembre de 2006 | 13:52 | EFE
BELÉN.- Miles de peregrinos y habitantes de Belén, cristianos y musulmanes, recibieron en esta ciudad al Patriarca latino, Michel Sabah, a su entrada en la Plaza del Pesebre, horas antes de que oficie la Misa del Gallo en la Iglesia de Santa Catalina.

La muchedumbre comenzó a concentrarse en la Plaza del Pesebre, junto la Basílica de la Natividad, desde primeras horas de la mañana, en espera de uno de los eventos de mayor atracción en Belén.

Sabah llegó procedente de Jerusalén acompañado por notables de la ciudad y de las localidades de Bet Sahur y Bet Yala, y tras cruzar el muro de hormigón acompañado de una veintena de automóviles.

Lo hizo a través de un portón especial por la tumba de la matriarca Raquel, que se abre únicamente tres veces al año, todas ellas en el período de la Navidad.

Allí, entre dos altos muros de hormigón, el patriarca hizo una breve pausa para hablar con los habitantes de Belén que le dieron la bienvenida y dijo a la prensa que "este debe ser un momento de esperanza y libertad".

"No debe haber muros entre israelíes y palestinos, los muros deben caer", manifestó el religioso, en línea con el mensaje de Navidad que pronunció hace unos días en el Patriarcado.

Debido a problemas de tráfico, el breve recorrido hasta la plaza del Pesebre se prolongó más de hora y media, tiempo en el que boyscouts palestinos, monaguillos de las dos escuelas franciscanas de Belén y personalidades de la ciudad le esperaban uniformados y en fila junto a la Basílica.

Bajo un cielo azul, la espera sólo era interrumpida por los tambores y gaitas de los cientos de adolescentes cristianos que llegaron a Belén de varios lugares de Cisjordania, y por los rezos del mediodía de una mezquita en la Plaza del Pesebre, que se escuchaban afuera por un altavoz en el minarete.

Aún así, los frailes de la Orden franciscana se mostraron más esperanzados que en años anteriores, en los que la Intifada de Al-Aksa mermó en gran medida el ambiente festivo durante la Navidad.

"Creo que el ambiente es más bonito que en años anteriores, se parece quizás más al que había antes de estallar la Intifada de Al-Kasa", dijo a EFE el padre chileno Sergio Olmedo, superior del convento de San Juan del Desierto en Jerusalén.

El padre Olmedo, que lleva 14 años en la región, dijo que parece que "esta Navidad viene con buenas señales", y recordó el encuentro que ayer celebraron en Jerusalén el primer ministro israelí, Ehud Olmert, y el presidente palestino Mahmud Abás.

Otros ejemplos que puso son la llegada de un gran grupo de diplomáticos latinoamericanos que pasan la noche en Belén en señal de solidaridad, y la llegada de más peregrinos que en años anteriores.

"Es como si la tensión se hubiera relajado un poquito, y a ello hay que añadirle que a diferencia del año pasado el clima es hoy mucho mejor", agregó.

Además, los villancicos han vuelto a la Plaza del Pesebre y esta noche un grupo de la Sinfonía de Mujeres por la Paz en Palestina, procedente de España, dará un concierto de solidaridad.

A su llegada a la Plaza, el Patriarca se encaminó entre los monaguillos hasta la entrada de la Basílica de la Natividad, a la que entró por la pequeña puerta de acceso.

De poco más de un metro de altura, la puerta obliga al visitante a agacharse, dice la tradición, que forzando así una muestra obligada de respeto hacia el lugar donde la tradición sitúa el nacimiento de Jesús.

Sabah oficiará esta noche la Misa del Gallo en la Iglesia de Santa Catalina, a la que asistirá el presidente palestino, Mahmud Abás, siguiendo el ejemplo de su predecesor, Yaser Arafat, que lo hizo hasta 2001, año en el que fue confinado por Israel en Ramala.

El oficio, en varios idiomas y transmitido por la televisión palestina a todo el mundo, concluye con el traslado de una imagen de Jesús, tallada por artesanos de Barcelona en 1925, a la Gruta de la Navidad.
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