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Santiago: Viernes 26 de abril del 2024 | Actualizado 06:43
ASUNCION.- El Vaticano instó al renunciante obispo Fernando Lugo a rechazar su candidatura a la presidencia de Paraguay en las elecciones de 2008 y le advirtió que, en caso contrario, será objeto de suspensión, según la "admonición canónica" que difundió hoy la Nunciatura Apostólica en Asunción.
La nota está firmada por el cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congresación para los Obispos, y en ella le dice a Lugo que la Santa Sede se enteró "con sorpresa" de la intención de algunos partidos políticos de postularlo en las elecciones presidenciales.
Lugo anunció oficialmente el lunes su renuncia como obispo en un mensaje que pronunció al pueblo paraguayo, en el que dijo que "hoy, 25 de diciembre, oficialmente tomo la determinación de ponerme al servicio del pueblo paraguayo a través de la política".
De hecho, Lugo ya era consciente de esta respuesta del Vaticano, pues dijo en su mensaje que "el Papa me puede conceder (la dispensa), me la puede negar o suspender".
La carta del cardenal Re le recuerda a Lugo el canon 285 del Código de Derecho Canónico, que prohíbe a los clérigos asumir oficios públicos que conlleven participación en el poder civil, ya sea en la función legislativa, ejecutiva o judicial.
"El encargo que se le pide asumir no es congruente con la misión sacerdotal y episcopal, la cual tiene como objetivo fundamental la salvación de las almas", expresa la carta, y le insta dejar a los laicos "la misión de perfeccionar el orden de las realidades temporales".
El Vaticano le dice a Lugo que la eventual aceptación de la candidatura presidencial estará en contraste "con la grave responsabilidad del obispo" y le advierte que algunas de sus declaraciones "han creado ya grave desconcierto en los pastores y en los fieles del Paraguay".
En consecuencia, "le hago pública admonición canónica" de no aceptar la candidatura a presidente, agrega.
La carta del cardenal Re le advierte a Lugo que, en caso contrario, como primera sanción la será aplicada la pena canónica de suspensión, "que prohibe a los ministros sagrados todo acto de potestad de orden y de jurisdicción".
El prelado del Vaticano termina exhortando a Lugo a "reflexionar seriamente sobre su comportamiento y sobre los efectos que de él se derivan para usted y para la iglesia".
Como viene ocurriendo desde que Lugo comenzó a encabezar actos públicos, a fines de marzo, esta carta despertó de inmediato una serie de opiniones en favor y en contra de la determinación del obispo renunciante.
