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Con emoción y respeto despiden restos de Gerald Ford en Washington

Tan sólo el desvanecimiento de un invitado durante el funeral, oficiado en la Rotonda del Capitolio, alteró de alguna forma el desarrollo de una ceremonia perfectamente coreografiada y que había sido planeada al milímetro por el propio ex Presidente antes de morir.

31 de Diciembre de 2006 | 00:20 | EFE
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La viuda del ex Presidente, Betty Ford, junto a su hijo Michael, observa el féretro ubicado en la Rotonda del Capitolio.

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WASHINGTON.- Washington recibió este sábado el féretro con el cuerpo del 38 Presidente de Estados Unidos, Gerald Ford, para dedicar una celebración emocionada y llena de respeto hacia un hombre admirado por su espíritu conciliador.


Tan sólo el desvanecimiento de un invitado durante el funeral, oficiado en la Rotonda del Capitolio, alteró de alguna forma el desarrollo de una ceremonia perfectamente coreografiada y que había sido planeada al milímetro por el propio Ford antes de morir.


Washington despidió al ex Presidente con la sensación de que dice adiós a uno de los suyos.


Para Ford, el ejercicio de la política suponía uno de los mayores honores a los que puede estar llamado un ciudadano.


Cuando apenas tenía 17 años, ganó un concurso como el joven más popular de la localidad que siempre consideró su casa, Grand Rapids (Michigan). El premio fue un viaje a Washington.


Tras visitar el Capitolio, Gerald Ford (o Gerry, como era conocido popularmente) decidió que ése era el sitio en donde quería pasar el resto de su vida.


Hoy, la sede del legislativo estadounidense recibió su cadáver con la misma reverencia que él profesó por la institución a lo largo de toda su vida.


El féretro llegó al Capitolio cerca de las 19.00 horas local (23.00 GMT) después de aterrizar en la cercana base aérea de Andrews, adonde había llegado procedente de California, donde residía y murió el pasado martes.


La comitiva fúnebre recorrió Alexandria, localidad en la que la familia Ford vivió gran parte de los 30 años que pasó en Washington, e hizo una parada ante el memorial de la II Guerra Mundial, en la que Ford combatió enrolado en la Marina.


Siempre cerca de los restos de su marido permaneció la viuda, Betty Ford, que está demostrando en los actos ceremoniales una entereza que muchos no esperaban dados sus 88 años.


Sobria y de luto riguroso, Betty aguantó gran parte de la ceremonia de pie del brazo del general de división del Ejército, Guy Swan, a quien se le ha encomendado la escolta de la familia del ex Presidente desde el comienzo de los actos.


Junto a la viuda permanecieron también sus cuatro hijos, sus nietos y sus bisnietos. El funeral se asemejó a una solemne reunión de viejos compañeros de clase, en la que brillaron tanto los presentes como los ausentes, encabezados por el Presidente de la nación, George W. Bush, ya que muchos políticos se encuentran fuera de la capital por las fiestas navideñas.


Entre los portadores honoríficos del féretro -elegidos por Ford- estuvieron muchas de las caras más importantes del "establishment" republicano de las últimas décadas: el vicepresidente y ex jefe de gabinete de Ford, Dick Cheney, el ex secretario de Estado Henry Kissinger y el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.


La emoción presidió el funeral de principio a fin y hasta Cheney se saltó su proverbial imagen fría y distante para brindar un conmovedor discurso en el que glosó la vida de quien fue uno de sus grandes amigos.


"Todo el bien que hiciste, Betty, todo eso, no se irá y nos quedará para siempre", dijo Cheney públicamente a la viuda.


El de hoy fue el segundo día de los seis de duelo nacional decretados por Bush en memoria de Ford.


El féretro permanecerá a partir de esta noche y hasta el próximo lunes en la rotonda para que los ciudadanos den su último adiós a quien muchos aquí llaman -aunque nunca fue elegido ni para la presidencia ni para la vicepresidencia- "el gran sanador", por su forma de recomponer el país tras la dimisión de Richard Nixon y la crisis del caso "Watergate".