BAGDAD.- Un día después del segundo atentado más mortífero desde 2003, que se cobró la vida de 130 personas y suscitó la conmoción de la comunidad internacional, Bagdad volvió a ser hoy escenario de la violencia con una serie de ataques que causaron la muerte de 11 personas.
Un auto bomba estacionado al lado de la carretera explotó al paso de un minibús en Bab Al Moazzam (norte), matando a cuatro pasajeros e hiriendo a otros siete, según fuentes de los servicios de seguridad, que precisaron que el balance de las víctimas aún no es definitivo.
Asimismo, dos empleados del ministerio de Asuntos Sociales fallecieron y otros tres resultaron heridos cuando el autobús en el que viajaban fue tiroteado por un grupo de hombres armados, en el este de Bagdad, informó la policía.
Poco antes, cuatro policías murieron y otros cuatro fueron heridos al explotar una bomba al paso de una patrulla de policía en Kesra, en el este de Bagdad.
Una persona falleció y otras tres fueron heridas en la explosión de una bomba cerca de la embajada de Irán, en el centro de la capital.
Otros seis iraquíes resultaron heridos por la explosión de dos bombas, una en Ialam, en el suroeste de Bagdad, y la otra en Waziriya, en el norte.
Tres mujeres también sufrieron heridas por la explosión de un artefacto cerca de su casa en Iskandariya, a 60 km al sur de Bagdad.
Cruento atentado
Al menos 130 personas murieron y 305 resultaron heridas el sábado en la explosión de un camión bomba cerca de un mercado en Bagdad, el segundo atentado más sangriento en Irak desde la invasión del país, en marzo de 2003.
El gran ayatolá Ali Sistani, la mayor autoridad religiosa chiita en Irak, anunció que se hará cargo de los gastos de hospitalización de los heridos, "como ya hizo en el pasado, particularmente en el atentado de Sadr City", que dejó 202 muertos el 23 de noviembre de 2006.
La comunidad internacional, por su parte, reaccionó ante la nueva masacre.
La presidencia de la Unión Europea (UE), ocupada temporalmente por Alemania, se declaró el domingo "profundamente conmocionada", mientras que Estados Unidos enfatizó que "una nueva atrocidad ha golpeado en Bagdad a la gente inocente de Irak".
Los habitantes del barrio de Bagdad atacado, de mayoría chiita, se preguntaban el domingo por las causas del atentado.
"Es una tragedia. ¿Por qué atacarnos una vez más, sólo porque somos chiitas? Murieron familias inocentes. ¿Qué hace el gobierno, dónde están los estadounidenses, cuándo va a comenzar el plan para la seguridad?", se preguntaba un joven en el lugar donde se produjo la explosión.
Las autoridades iraquíes y el ejército estadounidense deben aplicar en pocas semanas un nuevo plan para la seguridad en Bagdad, escenario recurrente de la violencia confesional.
Más de 50.000 soldados y policías iraquíes, así como 35.000 militares estadounidenses, deben participar en esta operación.
El Primer Ministro iraquí, Nuri Al Maliki, calificó el atentado del sábado de "crimen innoble" que atribuyó a los "sadamistas (partidarios del ex dictador Sadam Hussein, ahorcado el 30 de diciembre de 2006) y tafkiris (extremistas sunitas)".
Por otra parte, el ministro británico de Defensa, Adam Ingram, reveló que 15 adolescentes de 17 años, entre ellos cuatro muchachas, fueron mandados a Irak, a pesar de que Gran Bretaña firmó en 2003 la Convención de la ONU sobre el Derecho de los Niños y su implicación en los conflictos armados.
Gran Bretaña dispone de 7.200 soldados en Irak, donde es el segundo contingente después del estadounidense.