BLACKSBURG.- La policía intenta hoy desentrañar los motivos que llevaron a un hombre armado a matar al menos a 30 personas en la Universidad Virginia Tech, en Blacksburg (este), en medio de la conmoción y la ira de los estadounidenses ante un nuevo capítulo trágico de su historia.
Sentimientos de histeria, ira, asombro, estupor se mezclaban en las afueras de la Universidad tecnológica, situada en Virginia a unos 425 km al sudoeste de Washington, mientras los funcionarios policiales trataban de reconstruir y encontrar la causa de esta pavorosa matanza.
Aún en la madrugada del martes quedaban muchas interrogantes sin responder, en particular las concernientes al francotirador; su identidad, sus motivos y si actuó solo.
Tampoco estaba claro si los dos incidentes que cambiaron para siempre la historia de esta prestigiosa universidad y de la pequeña ciudad que la rodea, estaban relacionados.
En el primer ataque, ocurrido a las 07:00 hora local, un hombre mató a dos personas en la residencia estudiantil Ambler Johnston. Dos horas más tarde, en el edificio Norris Hall, con salones de clase, ocurrió el segundo ataque, que dejó 31 muertos, incluido el atacante.
"Estamos trabajando intensamente para determinar si estos dos incidentes están relacionados", aseguró el jefe de la Policía del campus, Wendell Flinchum, a los periodistas.
El Presidente estadounidense George W. Bush dijo ayer que Estados Unidos está "horrorizado y entristecido" por el mortífero ataque.
La tragedia vuelve a abrir las heridas dejadas por Columbine (Colorado, oeste), que afectó profundamente al país cuando dos estudiantes asesinaron a 12 compañeros y a un profesor antes de suicidarse, el 20 de abril de 1999. De todas formas, no supera un ataque en 1927, cuando un hombre hizo explotar una escuela de Michigan (norte), matando a 38 niños y 7 maestros.
Descartan terrorismo
El FBI declaró que no había ningún indicio de que el tiroteo fuera un acto terrorista. "Nada indica que esto sea un acto terrorista. Sin embargo, toda hipótesis será objeto de una investigación", declaró Richard Kolko, portavoz de la Policía federal estadounidense.
La noche del lunes, la cólera se adueñó de la Universidad, con estudiantes y padres señalando a la dirección del centro educativo de no alertar a tiempo de la presencia del asesino en el campus, algo que hubiera evitado el segundo ataque y la pérdida de tantas vidas.
"Hubo una larga pausa entre el primer incidente y el segundo en el que murieron 31 personas, incluidas el francotirador y yo no puedo entender", dijo el estudiante John Reaves, de 22 años.
Las banderas ya aparecían a media asta en el Estado y más detalles de la matanza se esperaban durante una conferencia de prensa prevista a las 09:00 local (10:00 en Chile).
El mismo lunes, la policía indicó que el primer tiroteo pareció motivado por un problema "doméstico". Por ello fue que las autoridades decidieron no cerrar la escuela, argumentó.
El atacante, al que varios estudiantes describieron como un joven con rasgos asiáticos y vestido con un traje de combate negro.
La policía señaló de momento no haber detenido a nadie involucrado en el crimen, pero aseguró haber interrogado a una "persona de interés".
Dos armas fueron recuperadas y los análisis balísticos podrían determinar si los tiroteos están conectados, aseguró la policía.
Los hospitales de la región habían informado de al menos 21 heridos. Algunos fueron alcanzados por disparos, otros resultaron heridos al saltar por las ventanas intentando huir, ya que las puertas habrían sido encadenadas por el atacante.
La universidad de Virginia Tech cuenta con 26.000 estudiantes que realizan cursos de todo tipo, pero básicamente científicos y está enclavada en un inmenso predio de más de mil hectáreas.
El campus fue cerrado y se pidió a los profesores y empleados que volvieran a su casa. La universidad tiene previsto reabrir este martes para una ceremonia de duelo. Los cursos fueron suspendidos hasta el miércoles.
