PARÍS.-El presidente Nicolas Sarkozy, quien busca sacar adelante una serie de reformas para revivir la economía francesa, parece encaminado a ganar una mayoría clara en los comicios parlamentarios de hoy.
En total, unos 35,2 millones de franceses están convocados para elegir los 467 escaños restantes de la Asamblea Nacional (cámara de los diputados). Los otros 110 diputados fueron electos la semana pasada, con una mayoría abrumadora para la derecha de Sarkozy que obtuvo casi todos los escaños.
Los sondeos vaticinan que los electores confirmarán la victoria de la derecha obtenida en la primera vuelta y darán al nuevo jefe de Estado, el conservador Nicolas Sarkozy, la "amplia mayoría" que les ha pedido para poder reformar el país "en profundidad".
Según las últimas encuestas, publicadas el viernes, sugieren que el partido conservador del presidente, Unión para un Movimiento Popular (UMP), ganaría junto con sus aliados más de 400 escaños en la Asamblea Nacional de 577 asientos, dejando prácticamente marginada a la oposición conformada por el Partido Socialista y otros grupos.
"Este juego no termina aún", dijo Sarkozy la semana pasada, cuidadoso de no mostrar demasiada confianza, de cara a unas elecciones que podrían darle la mayoría más arrolladora observada en la Francia moderna.
La participación de los votantes podría determinar la dimensión de esa mayoría. Una alta participación de los votantes ayudaría a los socialistas, sumidos en una crisis desde las elecciones presidenciales de mayo.
Hace una semana, la primera ronda de los comicios parlamentarios tuvo una participación de 60% del electorado, la más baja de la historia.
Los socialistas han advertido que una mayoría tan abrumadora por parte de los conservadores podría silenciar las voces de la democracia y convertir al parlamento en una mera comparsa de Sarkozy, dándole luz verde para aprobar reformas inconvenientes.
El gobierno de Sarkozy ha programado ya una sesión extraordinaria del nuevo parlamento, para el 26 de junio, a fin de comenzar la aprobación de algunas reformas prevista, incluida la que relajaría la ley de 35 horas de trabajo a la semana, otra que garantizaría la prestación de un nivel mínimo de servicio durante las huelgas del transporte público, y una más que endurecería las sanciones para los delincuentes que reincidan y para los inmigrantes ilegales.
El triunfo de Sarkozy en los comicios presidenciales del 6 de mayo preparó la escena para una reforma drástica del panorama político en Francia.
