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Arqueólogos hallan restos que pertenecerían a dos hijos del último zar de Rusia

Se trataría de los cuerpos del zarévich Alexéi y la gran princesa María, ambos asesinados en 1918 junto a su familia por los bolcheviques.

23 de Agosto de 2007 | 10:43 | EFE
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Fotografía de archivo de la familia imperial rusa. En primera fila aparecen la princesa Olga, el zar Nicolás II, la princesa Anastasia, el príncipe Alexéi y la princesa Tatiana. Atrás están la princesa María y la zarina Alexandra.

AP

MOSCÚ.- Arqueólogos rusos anunciaron hoy el hallazgo de restos óseos que presuntamente pertenecen a dos de los hijos de Nicolás II, el último zar de Rusia, asesinado junto a toda su familia por los bolcheviques en 1918.


"En el curso de unos trabajos de búsqueda en julio y agosto se encontraron los restos de dos personas con signos de múltiples lesiones. Los arqueólogos suponen que se trata de los restos del Zarévich Alexéi y la gran princesa María", aseguró el arqueólogo Serguéi Pogorélov a la agencia Interfax.


Los restos de Alexéi, heredero al trono imperial ruso, y de su hermana María fueron encontrados bajo tierra en un bosque cerca de Yekaterimburgo, capital de la región de los Urales, gracias a la colaboración de un club de aficionados a la arqueología.


Además de trozos de hueso de diferentes tamaños, los arqueólogos encontraron dientes, balas de diferente calibre, puntas, trozos de cerámica, entro otros objetos.


Nicolás II, su esposa y sus cinco hijos, entre ellos el príncipe heredero, Alexéi, fueron vilmente ejecutados el 17 de julio de 1918, en un sótano de la casa Ipatiev (Yekaterimburgo).


Según Pogorélov, subdirector de investigaciones arqueológicas de la región Sverdlovsk (Urales), la clave para la localización del lugar donde los bolcheviques enterraron a los hijos del zar fue la desclasificación de un documento hasta hace poco considerado "secreto".


Se trata de una narración detallada de Yákov Yurovski, quien dirigió el fusilamiento de la familia imperial rusa por orden directa de la dirección bolchevique.


Yurovski narra como tras varios intentos fallidos de enterrar los cadáveres de los miembros de la familia del zar, los integrantes del pelotón de fusilamiento decidieron rociar con ácido sulfúrico los cuerpos de nueve de ellos.


Esos cuerpos fueron sepultados bajo un puente de madera en una vieja carretera que conducía a la localidad Koptiakí -a las afueras de Yekaterimburgo-, mientras los cadáveres de Alexéi y María fueron trasladados a un bosque cercano y enterrados.


Al enterrarlos por separado, los bolcheviques pretendían que, en caso de ser hallados, nadie vinculara esos restos con los de la familia imperial.


Los restos del zar y ocho de sus familiares fueron hallados en 1979, y tras ser identificados, fueron enterrados en la fortaleza de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo en 1998, pero los de Alexéi y María nunca fueron encontrados.


Los arqueólogos de los Urales son partidarios de que el ulterior análisis de los restos sea conducido abiertamente para el conocimiento público de la sociedad rusa.


Además, añaden, entre los investigadores debe encontrarse un miembro de la Iglesia Ortodoxa, adalid de la rehabilitación de Nicolás II, al que canonizaron en 2000 como "mártir del Comunismo".


La Justicia rusa se niega a rehabilitar al último zar y a su familia, al considerar que no hay base legal para considerarlos víctimas de una campaña de represión política bolchevique.


Los abogados de la Gran Duquesa María Románova, actual cabeza de la Casa Imperial rusa, han recurrido una y otra vez el fallo de la Fiscalía rusa, que califica el fusilamiento de "homicidio premeditado".


María Románova, residente en España, ha amenazado con acudir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo para hacer realidad sus anhelos de "justicia histórica" en caso de que Rusia no reconozca el asesinato del zar y su familia como un "crimen político".


Los bolcheviques consideraban a Nicolás II, que había sido coronado en 1892, un "enemigo de clase" y un "bandido sanguinario".


La propaganda soviética mantuvo siempre la tesis de que los bolcheviques tomaron la decisión de fusilar a la familia imperial por temor a que ésta fuera liberada por una ofensiva de la Guardia Blanca contra los Urales.


Otras fuentes aseguran que la orden la dio el fundador de la URSS, Vladimir Ilich Lenin, que ya había intentado acabar con el zar en 1903 para vengar la muerte de su hermano, Alexandr Ulianov, ahorcado después de atentar en 1887 contra Alejandro III, padre de Nicolás II.


Los partidarios de la rehabilitación mantienen que ésta permitiría al actual Estado ruso, como heredero de la URSS, evitar su parte de responsabilidad por el asesinato de Nicolás II.


Ante las sospechas de que los Romanov pretendan recuperar el trono, la Gran Duquesa insiste en que sólo el pueblo ruso en referéndum puede decidir la reinstauración de la monarquía en Rusia.

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