VIENA.- El papa Benedicto XVI concluye este domingo su peregrinación de tres días a Austria con una misa en la catedral de Viena, seguida de una visita a la abadía cisterciense de Heiligenkreuz, a unos 40 kilómetros de allí.
Su última jornada comenzará con una eucaristía solemne en la catedral de San Esteban, considerada el alma de la ciudad imperial.
En un discurso, pronunciado nada más pisar tierra austríaca el viernes, el jefe de la Iglesia católica insistió en que la peregrinación no significa sólo "camino hacia un santuario, sino también el camino de regreso a la cotidianidad".
"Y nuestra vida cotidiana de cada semana comienza siempre con el domingo, don liberatorio de Dios que queremos acoger y custodiar", argumentó para explicar la razón de ser de la misa en la basílica de San Esteban.
Acto seguido, el Pontífice rezará el ángelus en la plaza de la catedral ante unas 30.000 personas, según las estimaciones de los organizadores.
Por la tarde, se desplazará a la abadía de Heiligenkreuz (Santa Cruz), que acogerá su primera visita papal en 874 años de historia. Además, el Papa, de 80 años, gran amante de la música clásica, se deleitará, sin duda, con los cantos gregorianos que entonarán los monjes.
Luego mantendrá un encuentro con representantes de las organizaciones de voluntariado en el histórico auditorio Wiener Konzerthaus.
El compromiso de voluntariado al servicio de los demás "ofrecido con generosidad y desinterés para el bien y la salvación de los otros, marca la peregrinación de nuestra vida", comentó el Papa el viernes.
"Quien mira al prójimo -lo ve y le ayuda- mira a Cristo y le sirve", agregó.
Por último, el Papa se encaminará al aeropuerto vienés de Schwechat, donde el presidente austríaco, Heinz Fischer, le dirá adiós con una ceremonia en la que se le rendirán honores militares.
El Papa también se despedirá de Austria, pronunciando un último discurso, que será su quinta intervención del día, antes de emprender viaje de vuelta a Roma.
Dejará atrás tres días de peregrinación en los que condenó el aborto, hizo un gesto hacia los judíos durante una oración silenciosa con la que rindió homenaje a las víctimas del Holocausto y recordó a los sacerdotes el carácter obligatorio de la castidad.
El sábado empuñó el bastón de peregrino durante la conmemoración del 850º aniversario de la fundación del santuario mariano de Mariazell, a 110 km. de Viena.
