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Bush retirará 30.000 tropas y dice que EE.UU. tiene compromiso moral en Irak

En un discurso de 18 minutos televisado a toda la nación en horario de máxima audiencia, Bush siguió, como se esperaba, las recomendaciones del general David Petraeus, jefe del Ejército en Irak, y anunció su nuevo lema para tratar el conflicto, "Retorno según éxito": "Cuanto más éxito tengamos, más tropas podrán regresar a casa".

14 de Septiembre de 2007 | 01:34 | DPA
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El Presidente de los Estados Unidos en su mensaje a la Nación.

Agencia.

WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, confirmó hoy que en julio de 2008 habrá 30.000 soldados norteamericanos menos en Irak, remarcó que su país tiene allí un compromiso "moral", lanzó advertencias a Siria e Irán para que dejen de "sabotear" el gobierno iraquí y reconoció por primera vez que la implicación estadounidense se extenderá "más allá" de su presidencia.


En un discurso de 18 minutos televisado a toda la nación en horario de máxima audiencia, Bush siguió, como se esperaba, las recomendaciones del general David Petraeus, jefe del Ejército en Irak, y anunció su nuevo lema para tratar el conflicto, "Retorno según éxito": "Cuanto más éxito tengamos, más tropas podrán regresar a casa".


Vestido con un traje y una corbata azules y desde el Despacho Oval de la Casa Blanca, el presidente calificó de "éxito" el incremento de tropas ordenado en enero de 2007 y agregó que sólo en ese contexto se justifica una reducción del despliegue militar. "Nuestro éxito al alcanzar estos objetivos nos permite ahora empezar a traer algunas de las tropas a casa".


Antes de que termine el año volverá a Estados Unidos una brigada (unos 5.700 soldados), y a partir de enero regresarán otras cuatro. A mediados de julio de 2008 quedarán en Irak unos 130.000 soldados estadounidenses, aproximadamente la misma cantidad que había en enero de 2007, cuando Bush ordenó el refuerzo.


El mandatario recibió hace dos semanas el reporte de Petraeus y del embajador estadounidense en Irak, Ryan Crocker, que el lunes y el martes presentaron sus informes al Congreso.


Los dos tendrán que reportar de nuevo a la Cámara de Representantes y el Senado en marzo, según confirmó Bush, que no cerró la puerta a más reducciones posteriores.
"(Petraeus y Crocker) Darán una opinión fresca de la situación en Irak y de los niveles de tropas y recursos que necesitamos para lograr nuestros objetivos de seguridad".


Uno de los hitos del discurso presidencial llegó cuando Bush admitió por primera vez que la implicación estadounidense en Irak será uno de los legados que deje a su sucesor.


"(Los líderes iraquíes) Entienden que su éxito requerirá de un compromiso político, económico y de seguridad de Estados Unidos que se extiende más allá de mi presidencia", afirmó. Bush cumplirá su segundo mandato el 20 de enero de 2009, el día en que tomará posesión el ganador de las elecciones del 4 de noviembre de 2008.


La oposición demócrata criticó de inmediato el discurso de Bush, e insistió en que se "cambie el rumbo" en la guerra de Irak y se retiren más tropas que las anunciadas hoy por el jefe de la Casa Blanca.


En un discurso de cinco minutos que comenzó sólo un minuto después de que terminara de hablar Bush, el senador demócrata Jack Reed aseguró que el presidente se equivocó en su alocución "a una nación ansiosa por cambios en Irak".


"Una vez más, el presidente fracasó en dar un plan que termine con éxito la guerra o una lógica convincente para continuarla", sentenció Reed, que estuvo 12 años en el Ejército estadounidense.


El presidente admitió que en el Congreso Petraeus y Crocker "dejaron claro que el desafío en Irak es formidable", pero destacó el lado positivo: "Concluyeron que las condiciones en Irak están mejorando, que estamos tomando la iniciativa del enemigo y que el incremento de tropas está funcionando".


Bush puso como ejemplos los progresos logrados en Bagdad ("la vida normal está regresando"), Diyala y sobre todo en la provincia de Anbar, pese al asesinato hoy del líder sunita Abu Risha, uno de los principales aliados de Estados Unidos en la zona que se reunió el 1 de septiembre con el propio Bush.


El presidente explicó igualmente que sigue convencido de que el éxito en Irak es posible, y que en cualquier caso Estados Unidos tiene un deber que cumplir. "Nuestros imperativos morales y estratégicos son uno mismo: debemos ayudar a Irak a derrotar a los que amenazan su futuro y que también amenazan el nuestro".


Bush hizo varias referencias al mismo concepto, incluso mencionó expresamente los atentados del 11 de septiembre sólo dos días después del sexto aniversario de los mismos.


"Los terroristas y los extremistas que están en guerra con nosotros en todo el mundo quieren derribar el gobierno de Irak, dominar la región y atacarnos aquí en casa".


Irán fue un foco de atención relevante en el discurso. Bush acusó al gobierno de Mahmud Ahmadineyad de tener "ambiciones destructivas en Irak" y de beneficiarse del caos que supondría una prematura retirada estadounidense porque "se vería animado en sus esfuerzos para conseguir armas nucleares y dominar la región".


En un mensaje muy directo, Bush exigió a Irán y a Siria que cesen en sus "intentos de sabotear el gobierno" iraquí.


Además el presidente dirigió expresamente mensajes al Congreso, al pueblo iraquí, a los vecinos de Irak y a la comunidad internacional en general y a los soldados desplegados en la zona.


A los ciudadanos iraquíes les demandó una participación más activa en el proceso y que exijan a su gobierno que cumpla los avances a los que se comprometió.


"Ustedes deben demandar que sus líderes tomen las difíciles decisiones que se necesitan para conseguir la reconciliación. Tengan confianza en que Estados Unidos no abandona a sus amigos, y nosotros no les abandonaremos".


Mensaje al Congreso


Al Congreso le pidió unidad para tener "una posición de fuerza en Cercano Oriente", y a los vecinos de Irak les advirtió que ellos son también objetivo de los "extremistas violentos" y les solicitó que utilicen sus mecanismos económicos y diplomáticos "para fortalecer el gobierno en Bagdad".


El papel de la comunidad internacional, según Bush, debe ser apoyar a los organismos y convenios internacionales que trabajan para la reconstrucción y la pacificación de Irak, entre los que mencionó expresamente a Naciones Unidas.


Los demócratas no aceptaron las decisiones del presidente. Rodeado por cuatro banderas estadounidenses, tres más que las que tenía Bush detrás en su discurso, Reed se dirigió al país recordando que se opuso a la Guerra de Irak desde el principio, porque "fue una estrategia defectuosa que desvió la atención y los recursos de la lucha contra la red terrorista de Bin Laden".


Al igual que los líderes demócratas en los últimos días, Reed prometió que su partido cumplirá sus "deberes constitucionales" y cambiará "profundamente" el curso en Irak.
"Pedimos a los estadounidenses de buena voluntad, del partido que sean, que se unan a nosotros en este esfuerzo histórico para restaurar la fuerza y la seguridad de Estados Unidos. Urjo al presidente a que escuche al pueblo estadounidense y trabaje con el Congreso para empezar a traer a las tropas a casa y desarrollar una nueva política que sea verdaderamente merecedora de sus sacrificios".


El senador recordó que los demócratas proponen un plan de retirada "responsable y rápida" de tropas, basado en un cambio de concepto en la misión militar: de mantener la seguridad a centrarse en la lucha contra el terrorismo y el entrenamiento de las fuerzas iraquíes.