MÉXICO DF.- México estaba sacudido este viernes por el recrudecimiento de la violencia del narcotráfico que el jueves protagonizó un enfrentamiento con policías y militares en Tijuana, frontera con Estados Unidos, en una espiral que en la jornada anterior dejó 16 muertos en el país.
Una investigación contra una célula del cartel del poderoso cartel de Tijuana (noroeste de México) se tradujo en una balacera que duró tres horas entre los uniformados y un reducido grupo armado que se atrincheró en una casa de una zona residencial.
En el largo tiroteo murieron un policía y un criminal, otros cuatro uniformados resultaron heridos, y cuatro personas más fueron detenidas, entre ellas dos policías de Tijuana.
En medio de rezos y crisis de pánico de los vecinos que quedaron dentro del cordón de seguridad durante la refriega, los policías federales solicitaron apoyo de militares, quienes al término de la balacera pudieron ingresar a la casa en la que se encontraron "seis personas del sexo masculino, amordazadas, con los ojos vendados y con el tiro de gracia".
Ante la duración de la balacera, el alcalde de Tijuana, Jorge Ramos, envió un mensaje de calma a la población. El momento más dramático del choque fue cuando una hora después de iniciada la intensa balacera, educadoras de un jardín infantil cercano del lugar, decidieron sacar de la zona de peligro a decenas de sus alumnos de entre tres y seis años de edad.
Momentos después los militares y policías federales ayudaban a trasladar en brazos y corriendo fuera del perímetro de riesgo a los horrorizados niños a un auditorio donde los recogieron sus padres.
La secretaría de Seguridad Pública federal aseguró en la madrugada del viernes que con el operativo se logró desarticular "una célula" de esa organización criminal.