LONDRES.- Los países occidentales se verán expuestos a crecientes presiones de sus poblaciones debido al cambio climático, cuyo impacto obligará a profundos cambios en sus políticas de orden público y seguridad.
Tal es la conclusión de un informe sobre seguridad nacional y cambio climático que publica el Oxford Research Group, organización independiente y sin ánimo de lucro creada en 1982 y que recibió en el 2003 el premio de la Paz Niwano por su trabajo a favor del desarme y los métodos no violentos de resolución de conflictos.
El autor del informe, Chris Abbott, advierte de futuras protestas ciudadanas contra empresas contaminantes, desórdenes civiles en respuesta a las políticas gubernamentales y, “en caso extremo, tácticas terroristas a cargo de grupos de ideologías ecologistas" extremas.
"El cambio climático no puede considerarse ya exclusivamente como un tema medioambiental,” sino que sus “efectos físicos bien documentados” tendrán profundos impactos socioeconómicos como pueden ser la pérdida de infraestructuras, escasez de recursos y desplazamientos masivos de personas.
Éstos podrían tener a su vez graves consecuencias desde el punto de vista de la seguridad -desórdenes civiles, violencia entre comunidades e inestabilidad internacional- que presentarán nuevos desafíos para los gobiernos en sus intentos de mantener la estabilidad interna.
Abbott señala los peligros de considerar la inmigración como una amenaza para la seguridad y argumenta que muchas de esas personas serán simplemente víctimas del cambio climático, necesitadas de protección y apoyo.
El informe avisa de la posibilidad de que proliferen los conflictos en torno a los recursos, las reservas de petróleo estratégicamente importantes y el acceso al agua y aumenten también las disputas legales de carácter internacional.
Asimismo, pronostica importantes problemas derivados de las migraciones cuando éstas sean importantes y sobre todo haya grandes poblaciones de bajo nivel de vida contiguas a otras mucho más pequeñas pero más ricas.
"Hay una preocupación legítima sobre la capacidad del sistema internacional de gobierno para hacer frente con éxito a esos retos geopolíticos, particularmente si se ve socavada al mismo tiempo la autoridad de los gobiernos nacionales,” advierte Abbott.
El informe predice que los responsables de la planificación militar tendrán que tener en cuenta en las próximas décadas problemas relacionados con las crecientes dificultades para mantener la capacidad militar o la pérdida de activos estratégicos de defensa.
Al mismo tiempo se producirán más llamamientos a favor de despliegues militares en tiempo de paz y aumentará la inestabilidad en regiones estratégicamente importantes.
Según el estudio del grupo de Oxford, si los gobiernos se limitan a una respuesta tradicional para “mantener el statu quo y controlar la inseguridad,” terminarán fracasando.
"En el actual mundo globalizado, el empleo de la fuerza militar para defender recursos fuera mientras se trata de convertir el propio país en un Estado fortaleza, es algo que no va a funcionar,” pronostica su autor.
"Los riesgos del cambio climático -agrega- obligan a repensar los enfoques de seguridad actuales y desarrollar formas cooperativas y sostenibles de lograr la seguridad buscada poniendo el énfasis en estrategias preventivas en lugar de reactivas.”