WASHINGTON.- El Pentágono planea derribar un satélite espía estadounidense incapacitado antes de que ingrese a la atmósfera para evitar una fuga potencialmente mortal de gas tóxico de su tanque de combustible, dijeron el jueves funcionarios.
El presidente George W. Bush optó por el plan que contempla que la Armada derribe al satélite de 2.270 kilogramos, de tamaño similar al de una camioneta, con un misil táctico modificado, después que asesores de seguridad sugirieron que su reingreso podría llevar a la pérdida de vidas.
Funcionarios militares dijeron que no están protegiendo información clasificada ni están demostrando sus capacidades a China, que derribó uno de sus satélites con un misil el año pasado.
Se espera que el misil impacte al satélite justo antes de que alcance la atmósfera y que esto lo lleve a aguas oceánicas.
Miles de objetos espaciales caen cada año a la Tierra, pero generalmente se dispersan sobre un área extensa y nunca han habido casos reportados de heridos.
"Lo que hace a éste caso un poco distinto (...) es la posibilidad de cuando el satélite descienda podría liberar gran parte de sus 454 kilogramos de combustible de hidracina como gas tóxico", dijo James Jeffrey, asesor interino de seguridad nacional.
Jeffrey dijo en una sesión informativa en el Pentágono que es poco probable que el satélite caiga en un área poblada y describió el peligro del gas tóxico como limitado.
Pero Jeffrey agregó: "Había suficiente riesgo para que el presidente estuviera suficientemente preocupado por la vida humana".
Debido a que el satélite L-21 nunca se volvió operacional, tiene combustible tóxico a bordo que nunca fue usado para maniobrar en el espacio.
Funcionarios han dicho que cerca de la mitad del satélite, incluyendo el tanque de combustible, sobreviviría el reingreso a la atmósfera y estimaron que un impacto podría esparcir material tóxico en un área equivalente a dos campos de fútbol.
