CIUDAD DE MÉXICO.- Unas dos millones de personas presencian hoy en vivo la Crucifixión de Cristo en el barrio de Iztapalapa, situado en el este de la Ciudad de México, una de las celebraciones de la Semana Santa más concurridas del mundo.
La cifra de espectadores es 25 veces superior a la población que se estima tenía Jerusalén en la época en que vivió Jesús -unas 80.000 personas- y también mayor que el número de habitantes de muchas ciudades de México, el segundo país con más población católica de América.
En Iztapalapa se representa a modo de teatro la Pasión de Jesucristo y otras escenas de los evangelios desde 1843, año en que sus habitantes decidieron agradecer de este modo a Dios el milagro de alejar del lugar una epidemia de cólera que dejó miles de muertos.
La edición 2008 será la 165 que se celebra en esta zona de la capital mexicana, una de las más humildes y en la que habitan más 1,8 millones de personas.
El Cerro de la Estrella es el lugar donde se instala el Calvario, una montaña asentada sobre una antigua pirámide prehispánica teotihuacana que data del año 500 de nuestra era descubierta en abril de 2006.
Esta mañana cientos de metros cuadrados de serrín coloreado representando cálices, racimos de uva y hojas de vid se pueden ver frente a la sede de la presidencia municipal de Iztapalapa.
Nazarenos de todas las edades, algunos de hasta cinco años, recorren bajo el rayo del sol las calles de Iztapalapa cargando cruces, en señal de penitencia.
Hipólito Helguera, de 41 años, dijo que ha venido por segundo año consecutivo a la fiesta y que en esta ocasión carga una cruz de 70 kilos que compró a los carpinteros del barrio por 800 pesos mexicanos (75 dólares).
Las penitencias se combinan con la fiesta en este barrio con fama de violento, pero donde hoy miles de fieles expiarán sus culpas.
"Me da mucho dolor pensar todo lo que sufrió Jesús por nosotros", declaró Genoveva Grande, de 87 años, quien acude desde hace tres décadas a ver la Pasión, aunque sin disfrazarse, como hacen miles de personas vestidas de romanos, pastores, damas y otros personajes de época.
El presupuesto de esta particular obra de teatro es propio de una película, aunque humilde, alrededor de 1,3 millones de dólares frente a los 30 que costó la célebre producción cinematográfica del australiano Mel Gibson “The Passion of the Christ” (2004).
Figurar en el elenco no es fácil: a las decenas de aspirantes que acuden al "casting" se les exige haber nacido en uno de los ocho barrios de Iztapalapa, no tener tatuajes ni perforaciones y, para los papeles de Jesús y la Virgen María, estar solteros y sin compromiso.
"Como toda joven de Iztapalapa tu ideal es llegar a ser la Virgen María", comentó María del Carmen Galicia, de 20 años, que logró este año el ambicionado papel, después de tres ediciones representando otros personajes.
Además de memorizar el guión, los elegidos deben prepararse de forma física y espiritual para la función.
"Asisto por las mañanas al gimnasio y por la tarde venimos al Cerro de la Estrella para hacer acondicionamiento físico, ya sea correr por kilómetros o cargar una cruz", explicó a el Cristo de esta edición, José Emmanuel Guillén.
"La parte espiritual es simplemente encomendarme a Dios. Asisto a misa los domingos y entre semana tengo conversaciones con un sacerdote que de igual forma me da la ayuda que necesito para el personaje", prosiguió.
Los actores, que en su vida cotidiana son estudiantes o trabajan, aseguran que su principal motivación es religiosa.
La famosa celebración ha hecho un año más las delicias de los turistas, que se han acercado al barrio en este día especial, en el que hay desplegados más de 1.700 policías.