BUENOS AIRES.- La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, convocó a un diálogo "serio" a los dirigentes agrarios, pero les pidió levantar la huelga que mantienen desde hace 15 días, en un discurso en un acto convocado por los peronistas esta noche.
"Quiero convocar a todos los argentinos al diálogo. Les pido humildemente, como presidenta de todos los argentinos, levanten el paro para entonces sentarnos a dialogar", sostuvo la mandataria ante unos 15.000 partidarios en un centro de convenciones de la capital argentina.
Kirchner ratificó que cree "profundamente en el diálogo democrático", pero adivirtió que el ejercicio del poder le ha enseñado que "es imposible tomar decisiones de gobierno que deje contentos al ciento por ciento" de los argentinos.
"Patria Si, Colonia No", voceaba la multitud que portaba centenares de banderas y pugnaba por acercarse al escenario donde se encontraba el ex presidente Néstor Kirchner (2003/2007), junto a ministros, gobernadores y legisladores.
El clima del lugar, desbordado por los fervorosos partidarios del Frente para la Victoria, fundado por los Kirchner, era en particular de defensa a la institucionalidad, ante el masivo cacerolazo de la noche del martes en apoyo al campo en la Ciudad de Buenos Aires.
La presidenta habló poco después de conocerse un comunicado de las cuatro entidades del campo en el que exhortaron al gobierno a abrir un canal de diálogo y alcanzar una conciliación que permita poner fin al virulento conflicto que movilizó a miles de productores y significó el corte de decenas de rutas.
"Llamamos a las autoridades a una instancia de diálogo que logre la reconciliación de los argentinos", afirmaron los líderes de la rebelión de productores agropecuarios, que se mantienen en guardia en las rutas y formando piquetes que bloquean a los camiones con mercancías agrícolas.
Las organizaciones del campo convocaron a la huelga para protestar por un aumento en los gravámenes a las exportaciones de soja, pero la mandataria insistió en la legitimidad del uso de las llamadas retenciones como herramienta de distribución del ingreso.
Kirchner insistió en que un gobierno "no puede dialogar con una pistola en la cabeza, sobre todo en democracia".
"Es necesario, no por una cuestión de fuerza o de orgullo, que una presidenta no puede negociar sin que hayan levantado las medidas de fuerza", insistió 'Cristina' y sus palabras despertaban el fervor de los kirchneristas del Frente para la Victoria.
Además, la presidenta aclaró que el gobierno no estaba en contra de los pequeños productores, pero advirtió que detrás de ellos "se esconden los intereses de los grandes pooles que dicen que el estado quiere llevarse toda la ganancia".