PARÍS.- El segundo día del juicio al asesino confeso francés Michel Fourniret, conocido como el "cazador de vírgenes", giró sobre todo en torno al papel que cumplía su esposa Monique Olivier, acusada de complicidad.
La acusación atribuye a Oliver haber impulsado la perversión de Fourniret. "Cada uno de ellos necesitaba al otro para hacer realidad sus fantasías". Los dos fueron manipulador y herramienta del otro a la vez.
Fourniret, en tanto, declaró en un escrito al juez que Monique Olivier es inocente y que él es una persona "mala y carente de todo sentimiento humano" que manipuló a su mujer.
El juicio gira en torno al secuestro, la violación y el asesinato de siete niñas y mujeres en Francia y Bélgica. Fourniret admitió los siete crímenes, pero niega tener algo que ver con otros hechos de sangre que se le imputan. Según la investigación que aún continúa, puede haber matado a otras 15 mujeres.
Al parecer, Olivier cerró un pacto criminal con su marido. La acusada le ayudaba a conseguir chicas e incluso lo estimulaba sexualmente para que pudiera violarlas, a cambio de que él castigara a su ex marido.
Los expertos describen a Olivier como inteligente y tímida. Un psiquiatra certificó que su coeficiente intelectual es de 131 y que está en condiciones de aprovechar las perversiones de los hombres para sus propias fantasías perversas y es insensible al dolor de los demás. La mujer escuchó estas explicaciones en silencio y con la cabeza gacha.
El segundo día del juicio comenzó con un gran revuelo. Fourniret se negó a salir de su celda y fue obligado por policías de la unidad especial GIPN a presentarse ante el juez.
Numerosos abogados aprovecharon la enorme presencia mediática para protestar contra la actual reforma judicial. Tras ello, el juez suspendió por varias horas el juicio.
