NIKOLSKAIA, RUSIA.- El gurú de una secta atrincherada bajo tierra desde hace cinco meses a la espera del Apocalipsis trató de suicidarse, logrando que aumentara la admiración de unos adeptos que ven en él a un "profeta resucitado".
Piotr Kuznetsov, jefe de la secta que la víspera había logrado convencer a una parte de sus adeptos de salir del refugio subterráneo, fue hallado la noche del miércoles en el patio de su casa con heridas en la cabeza.
"Se supone que intentó suicidarse", indicó un responsable del comité de investigaciones de la fiscalía local, Grigori Jitenev, citado por la agencia rusa Interfax. Su colega, Oleg Trochin, estimó que Kuznetsov estaba "desilusionado porque el fin del mundo no llegó".
"Piotr puso su cabeza contra la raíz de un árbol y se la golpeó", explicó al canal de televisión NTV Oleg Melnichenko, responsable de la región de Penza.
El gurú acababa de salir de un asilo psiquiátrico y fue hospitalizado a raíz de las heridas que supuestamente se propinó, aunque hoy su estado físico no era preocupante.
En cambio, para sus adeptos, el incidente adquirió otra dimensión de orden espiritual.
"El profeta Piots acaba de resucitar", exclamó Nina, una de las seguidoras de la secta que aceptó abandonar el refugio el pasado viernes.
Una decena de mujeres salieron del refugio, entre éstas Nina, quien se negó a dar su apellido, limitándose a presentarse como una "esclava de Dios". Ahora están instaladas en una modesta vivienda de madera ubicada en un pueblo vecino.
Y pese a que cedieron a la presión de las autoridades para abandonar el refugio subterráneo, siguen creyendo que el apocalipsis no es lejano. "El fin del mundo vendrá. Dentro de tres años, dejará de existir", afirma convencido un adepto.
Once personas permanecen aún en su exilio subterráneo y amenazan con inmolarse si son obligadas a salir por la fuerza.
Los adeptos de esta secta se atrincheraron en noviembre de 2007 en un vasto refugio de varias cavidades construido bajo tierra, prediciendo para mayo de 2008 el fin del mundo.
El viernes pasado siete de ellos salieron. El martes lo hicieron otros 14 y luego tres el miércoles, tras el derrumbe de una parte del refugio.