WASHINGTON.- Los aspirantes demócratas a la presidencia de Estados Unidos dieron su apoyo a una reforma que saque a millones de inmigrantes indocumentados de la ilegalidad.
Las declaraciones se dan en medio de marchas convocadas en algunas ciudades del país para pedir el fin de las redadas y las deportaciones, así como la legalización de unos doce millones de inmigrantes ilegales, en su mayoría latinoamericanos, que viven en Estados Unidos.
Clinton, una senadora por Nueva York que goza de un amplio apoyo en la comunidad estadounidense de origen hispano, prometió trabajar con el Congreso para aprobar una reforma "amplia" a las leyes de inmigración en sus primeros cien días de gobierno.
La senadora destacó los aspectos de "seguridad" que tendría el proyecto, señalando que la reforma debe incluir "el fortalecimiento de nuestra seguridad fronteriza, mayor cooperación con los países vecinos, una aplicación estricta pero justa de nuestras leyes, asistencia federal para nuestros gobiernos estatales y locales", señaló un comunicado.
También defendió los castigos "estrictos" a los empleadores que exploten a trabajadores indocumentados y abogó por un "camino a la legalización ganada por aquellos que están aquí trabajando duro, pagando impuestos y respetando la ley".
Por su parte, Obama no entró en detalles sobre su plan. "Dos años después, nuestro problema sigue sin resolverse, y aquellos que quieran un cambio tendrán que votar por un cambio en noviembre", dijo en un comunicado. "Quiero... expresar mi compromiso con una reforma de inmigración integral y que haré todo lo que pueda para traer orden... a un sistema que hoy está roto", agregó.
Un proyecto de reforma migratoria amplia fracasó por segundo año seguido en el Congreso, debido principalmente a la posición de republicanos más conservadores, que se oponen a legalizar a los inmigrantes, pese al apoyo del Presidente George W. Bush al proyecto. Desde entonces, los legisladores pusieron énfasis en aprobar leyes para reforzar la seguridad en la frontera con México, y se construyeron más de mil kilómetros de barreras para frenar la inmigración.
Al mismo tiempo, muchos estados impulsaron más de mil proyectos de ley de inmigración. Algunos de ellos buscan dificultar el acceso de inmigrantes a puestos de trabajo, servicios de salud y educación, mientras que el Gobierno federal intensificó las redadas en locales de trabajo, lo que ha aumentado las deportaciones.
Clinton señaló que el sistema de inmigración no debería perjudicar a las familias, que son separadas por las redadas, y el candidato republicano, John McCain, quien fue duramente criticado por las filas más conservadoras de su partido por defender una reforma con legalización de indocumentados, no se pronunció el jueves sobre la situación.
Desde que entró en la campaña, McCain cambió su enfoque sobre la inmigración buscando atraer a la base más conservadora del partido, priorizando aspectos de seguridad fronteriza y sin tratar el tema de los indocumentados.