VIENA.- Los médicos de las víctimas de Josef Fritzl, el hombre que mantuvo a su hija secuestrada 24 años y le engendró siete hijos, pidieron el lunes a los medios de comunicación que respeten su intimidad para no comprometer su difícil vuelta a una vida normal.
"La protección de la esfera privada de la familia es la prioridad para permitir un nuevo comienzo en la vida", declaró Berthold Kepplinger, director de la clínica psiquiátrica de Amstetten-Mauer donde están ingresadas siete de las ocho víctimas del hombre.
Elisabeth Fritzl, secuestrada y violada por su padre durante 24 años en el sótano de su casa, su madre Rosemarie y cinco de sus hijos nacidos del incesto, comparten un local de "entre 70 y 80 metros cuadrados" y "se hablan mucho, algo normal en el caso de personas que no se han visto durante mucho tiempo", precisó Kepplinger.
"Están bien, dadas las circunstancias", añadió.
Elisabeth y sus dos hijos, de cinco a 18 años, que han pasado toda su vida con ella en el sótano "aún deben adaptarse a la luz del día y superar su dificultad para orientarse espacialmente", tras haber vivido tanto tiempo en un espacio cerrado, explicó el médico.
Kepplinger señaló que el niño pequeño es especialmente "gentil y despierto y no quiere estar separado de su madre". Esta se entiende "especialmente bien con sus hijas", de 14 y 15 años, a las que no había visto desde que tenían pocos meses de vida, cuando Josef Fritzl las sacó del sótano y las adoptó.
Su hermano de 12 años, también adoptado por su padre-abuelo, celebró el miércoles pasado su cumpleaños en la clínica en compañía de su familia.
La hija mayor de Elisabeth, Kerstin, de 19 años, sigue en coma artificial con respiración asistida y en pronóstico reservado, según Albert Reiter, jefe del equipo médico del hospital.Kerstin fue hospitalizada en estado crítico el 19 de abril tras haber pasado toda su vida en el sótano con su madre y sus hermanos.
En cuanto a Josef Fritzl, este sería un caso típico de "narcismo maligno" agravado por un gusto por hacer daño, declaró el lunes el criminólogo y psiquiatra, Thomas Muller, en la emisora nacional O3.
Muller, que escribió un libro sobre casos parecidos al de Fritzl, explicó que para este tipo de criminales, el sentirse poderosos pasa por la reducción de sus allegados a la esclavitud.