GÉNOVA.- El Papa Benedicto XVI abogó este domingo en Génova (noroeste de Italia) por la adopción de una convención internacional sobre la prohibición de bombas de racimo, la víspera de la apertura de una conferencia diplomática sobre ese tema en Dublín.
"Deseo que gracias a la responsabilidad de todos los participantes lleguemos a un instrumento internacional fuerte y creíble" para prohibir las bombas de racimo, declaró el Papa con motivo de la oración del Angelus, recitada en una plaza de Génova durante un viaje de dos días a la región de Liguria.
"Es necesario remediar los errores del pasado y evitar que se repitan en el futuro", consideró Benedicto XVI.
El pontífice rezó por las víctimas de las bombas de racimo y por sus familias, y destacó que algunas de ellas participarán en la conferencia de Dublín.
Los representantes de un centenar de países se reunirán a partir del lunes en Dublín para una conferencia de 12 días que intentará culminar un tratado internacional, que prohíba estas bombas de fragmentación.
Las organizaciones humanitarias esperan arduos debates y han alertado ya contra cualquier intento de suavizar el texto final, ya que un acuerdo sin ambigüedades lograría el mismo alcance histórico que la Convención de Ottawa, que ilegalizó las minas antipersonas en 1997.
Habrá grandes ausentes en esta conferencia: Estados Unidos, China, Rusia, India, Pakistán e Israel, países que siguen oponiéndose a la prohibición de esas armas particularmente letales para los civiles y que han sido recientemente utilizadas en Irak, o, en 2006, en Líbano.
La conferencia, que terminará el 30 de mayo, se inscribe en el proceso iniciado en febrero de 2007 en Oslo, donde, convocados por Noruega, 46 países aprobaron una declaración común pidiendo la prohibición, antes de 2008, de "utilizar, producir, transferir y almacenar" las bombas de racimo.
